Noemí Cruz, parlamentaria andaluza por el PSOE de Almería
Debido a la pandemia global, hace más de un mes que los colegios tuvieron que cerrar sus puertas por la seguridad de nuestros menores y de toda la ciudadanía. En este tiempo, los padres y madres nos hemos convertido en sus ‘profes’ y ‘seños’ pero, en este caso, y -aludiendo a un título cinematográfico-, no lo seremos ‘solo por un día’ sino por bastante más; lo que dure el confinamiento.
Llevamos, por tanto, más de un mes ingeniándonoslas para ayudar a nuestros hijos a seguir el ritmo del curso, para que puedan seguir avanzando. Algunos cuentan con recursos digitales y manejan las nuevas tecnologías, otros siguen el ritmo aunque tengan una menor habilidad y, luego están otros tantos que no tienen acceso a dispositivos electrónicos ni internet y, por tanto, tienen mucha más dificultad o, directamente, incapacidad, para enseñar, como el resto, a sus hijos e hijas.
Al mismo tiempo, el profesorado lleva más de un mes ingeniándoselas para poder llevar a cabo sus clases desde sus casas con sus equipos y sus recursos personales, sin ayuda ni indicaciones de ningún tipo por parte de la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía, que es la administración competente. Desde el cierre de los centros, pasan el día y hasta la noche buscando recursos y material, además de encontrar la forma de llegar a todas las familias para conseguir que todas accedan y trabajen los contenidos con sus hijos e hijas.
Estos días he leído y escuchado a muchos progenitores pedir los libros que adquirieron para el curso escolar; en especial, el alumnado de segundo ciclo de Infantil que trabaja directamente sobre los libros que se han tenido que quedar en las aulas. Algunos sí tienen los libros en sus casas y se sienten afortunados. En estos casos, se lo deben a su alcalde o alcaldesa que han intercedido para solucionar esta cuestión ante la falta de instrucciones por parte del Gobierno de Moreno Bonilla. Ante la inacción de la Junta se sitúa la acción inmediata de quien quiere hacer esto un poco más fácil a las familias en esta situación tan complicada. En este sentido, ya son muchos los ayuntamientos que han dispuesto el operativo para recoger los libros de los colegios y dárselos a las familias para que puedan continuar con el aprendizaje desde casa.
Esta medida debería ser generalizada y debería haberla previsto y organizado la Junta. Hace más de un mes desde que Andalucía y España estudian en casa y a día de hoy tan solo encontramos el silencio por parte de la Junta de Andalucía, pese a conocer las dificultades que tienen miles de familias para continuar la educación de sus hijos, con los medios adecuados, desde sus hogares. Lo que lamentablemente sí ha hecho la Consejería de Educación ha sido la de dar instrucciones contradictorias a los equipos directivos, que vuelven a mostrar una gran paciencia con el Gobierno de las derechas andaluz.
Le pido al señor Imbroda, consejero de Educación que, por una vez, se ponga en la piel de la comunidad educativa y que no desvíe la atención ni un solo minuto más sobre este problema. ¿Acaso ha renunciado a las competencias de Educación o las sigue teniendo la comunidad autónoma? Es necesario que se mueva y que dé instrucciones concisas, porque mientras no lo haga, está sometiendo a maestros, padres y dirección de los centros a una presión que corresponde sólo a la Junta, que es quien debe dar respuesta a las familias ante el requerimiento de tener a su disposición el material educativo correspondiente para continuar con la educación de sus hijos e hijas.