Sonia Ferrer Tesoro, diputada nacional del PSOE de Almería
Mi escaño está cuatro filas más arriba del lugar en el que se sienta el presidente del Gobierno de España, el jefe del Ejecutivo al que le toca lidiar con la situación más difícil que se ha dado en cualquier país en los últimos años, aunque parece que no todos entienden la gravedad del momento.
A cuatro filas de distancia he sido testigo, una más, de la moción de censura con menos utilidad para esta nación. Sólo ha sido un ejercicio propagandístico de Vox, en plena lucha con el Partido Popular para ver quien se queda con el trozo de pastel electoral de la derecha.
El problema es sencillamente que no estamos para perder el tiempo. No toca dedicarse a otra cosa que no sea poner en marcha medidas que puedan paliar los efectos de la pandemia en la sociedad, efectos que no sólo son económicos, y que precisan del trabajo de todos para poder revertir el perverso efecto de esta realidad que estamos viviendo.
Toca hablar de lo que podemos hacer, de la oportunidad que se abre con la inyección de recursos que anuncia el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana (Mitma) al Corredor Mediterráneo, porque eso sí es importante para el campo almeriense, para el turismo de esta provincia. Es importante paliar cuanto antes la enorme herida causada por el último gobierno de derechas en este país que en vez de construir, tapió los túneles del Ave. Un gobierno que en vez de ver en esta vía férrea o el futuro Puerto Seco de Níjar una inversión estratégica que generará riqueza, empleo y oportunidades, como hace el Gobierno de España de Sánchez, decidió que era un gasto del que se podía prescindir.
Podría enumerar más medidas que ya están en marcha y que tendrán su mayor expresión con los nuevos presupuestos, pero de nada vale si no entendemos que éste no es el momento de caer en la trampa de la confrontación, de la bronca, de este intento de distraer a la población de lo importante, captar su atención con palabras, no con hechos.
He vivido a cuatro filas de distancia el mejor ejemplo del porqué me dedico a representar a cualquier almeriense con un escaño en el Congreso de los Diputados, porque es precisamente para evitar que corra el más mínimo peligro lo construido en nuestros apenas cuarenta años de democracia por personas como mis padres, mis abuelos o cualquier demócrata. Todo espacio que ocupa la ultraderecha es un espacio que pierde la democracia. Y lo que pierde la democracia, lo perdemos todos.
Tenemos la obligación y la responsabilidad, como ciudadanos, de remangarnos y poner todo nuestro empeño y esfuerzo en sacar adelante un plan de recuperación, que no es el de un partido político, sino el de un país.
Es la hora de avanzar sin perder de vista la cima a la que debemos llegar, pero mirando también alrededor para que nadie se quede atrás, para que todos podamos llegar sin diferencias ya sea vecino, vecina, migrante, de derechas o de izquierdas, porque esa será la gran victoria.
Habrá que hacerlo con mucho esfuerzo y por eso se pide un trabajo extra, en concreto “adoptando medidas para mejorar el cumplimiento tributario y considerar impuestos más altos para los grupos más ricos y las empresas altamente rentables” . Y ésta no es una cita del gobierno socialista, sino una recomendación urgente nada menos que del Fondo Monetario Internacional, que es como decir que esta crisis la debemos superar todos y esta vez, los más ricos, no se pueden escapar para no devolver a la sociedad española lo que entre todos les hemos dado.