Carmen Mª Aguilar Carreño, concejala del PSOE en el Ayuntamiento de Almería
El lamentable abandono y la prolongada crisis de nuestro Casco Histórico sigue siendo, sin duda, una de las principales asignaturas pendientes de esta ciudad. Pasear por sus calles y plazas provoca asombro y melancolía. Junto a los rincones más acogedores de nuestro tejido urbano y a elementos heredados de las épocas más brillantes de nuestra historia, encontramos las huellas de la especulación despiadada que sufrió en nuestro pasado reciente y que sigue queriendo imponerse en algunos casos: viviendas en ruina, locales cerrados, solares abandonados llenos de suciedad y los efectos del vandalismo, producto de la falta de respeto de algunos de nuestros conciudadanos con nuestro pasado y con nosotros mismos. Y todo esto denota la incapacidad del equipo de gobierno del PP en el Ayuntamiento durante los últimos 17 años para mantener sano el corazón de Almería, latiendo con fuerza y acompasadamente, como sí observamos en otras ciudades.
A veces se le ponen parches que evitan algunas hemorragias, pero el deterioro sigue avanzando. Hay que tener en cuenta que, en una ciudad, lo que no progresa se degrada, principio que en nuestro Casco Histórico se cumple a rajatabla. Parches son las obras y acciones puntuales e inconexas hechas por el equipo de gobierno del PP en el Ayuntamiento al amparo del Plan Urban de la Unión Europea o del Plan E del Gobierno de España, y parches siguen siendo las intervenciones actuales, por mucho que se nos quieran presentar como la panacea: las actuaciones en la calle Pósito, la plaza Careaga o las cuatro calles, están bien, pero son muy limitadas e insuficientes para frenar la degradación. Ahora se anuncia el siguiente parche en la Plaza Vieja, donde el empecinamiento del equipo de gobierno del Partido Popular en el Consistorio nos va a costar por lo menos dos millones y medio de euros.
Se nos está vendiendo también el indudable éxito que ha supuesto conseguir fondos europeos para el Proyecto Camina, proyecto que todavía no sabemos exactamente en qué va a consistir, por más que preguntamos, salvo que se trata de una iniciativa basada en “la cultura”. Cuando escucho esto no puedo evitar pensar en ejemplos como el de la Casa del Poeta José Angel Valente, que funciona como un museo frío y desierto, cuando debería ser un hervidero de tertulias literarias y actividades didácticas para escolares, o en la ya prolongada falta de dirección del Centro de Andaluz de Fotografía, que deambula con algunas exposiciones solo accesibles para élites, cuando fue pensado por Manuel Falces para proyectar al mundo el talento fotográfico local, o en los problemas de nuestra Alcazaba y de muchos otros elementos patrimoniales de la ciudad. Y cuando oigo hablar de la importante cantidad que son cinco millones de euros no puedo evitar recordar que el presupuesto del Urban fueron quince, y no sirvieron para mucho.
Desde el PSOE en el Ayuntamiento, y también voces muy autorizadas de vecinos, asociaciones y profesionales, vemos la necesidad de un Plan Integral para el Casco Histórico. Un plan que debe ser de Rehabilitación del continente -edificios y espacios públicos- y de revitalización de las actividades: residenciales -con sus equipamientos-, económicas -turismo, hostelería y comercio, sobre todo- y sociales -incluida, en primer lugar, la cultura. Un plan en el que se estudie todo al mismo tiempo, para poder establecer relaciones y prioridades en las soluciones, como exige la limitación de los recursos disponibles y la nueva intención “estratégica” municipal. Por cierto, no se entiende que la Oficina del Plan Estratégico no concentre sus principales esfuerzos en el Casco Histórico, pero lo que es cierto es que, mientras las cosas se sigan haciendo como se hacen, seguiremos poniendo parches, que, en el mejor de los casos, permiten avanzar un poco puntualmente, pero que no pueden evitar el retroceso del conjunto. Nuestro Casco Histórico necesita más cirugía mayor y menos cosmética.