Juan Carlos Pérez Navas
Sostenía Peter F. Drucker, considerado el mayor filósofo de la administración, en uno de sus tratados que la superficialidad era el cáncer capital de la gestión y se caracterizaba por no saber o por no querer acercarse a los problemas reales y, por lo tanto, no canalizarlos adecuadamente sin haberlos estudiado, lo que provocaría una toma de decisiones errónea que, al final, acaba pagando la ciudadanía. Ese mal era copiado por algunos políticos cuya acción se basaría exclusivamente en la frivolidad y en la superficialidad.
Esta reflexión ejemplifica la ‘política al peso’ y el salir en la foto a cualquier precio que es, básicamente, lo que ha caracterizado al Gobierno andaluz de Moreno Bonilla durante estos dos años. Después de perder apoyo ciudadano y diputados se alió con los perdedores para hacerse con las riendas de la Junta de Andalucía y, en estos dos años, ha desarrollado una gestión superficial basada en la propaganda, la confrontación y la manipulación. Siguiendo el argumento de Drucker, quien ha salido perdiendo ha sido Andalucía.
Moreno Bonilla comenzó su mandato con una bajada de impuestos. A los más ricos. Esa era su prioridad en lugar de continuar la senda de los anteriores gobiernos socialistas que era bajar impuestos a clases medias y trabajadoras. Después, el presidente andaluz y líder regional del PP, comenzó el desmantelamiento de la sanidad y la educación públicas destruyendo en dos años 200.000 empleos lo que contrasta con aquella promesa electoral de aumentar el trabajo en 600.000 puestos más. Pero no. Lo cierto es que PP y Cs han deteriorado los servicios públicos con una disminución de unidades escolares, de personal sanitario y menos prestación en Dependencia, entre otros.
A este deterioro premeditado de los servicios públicos, se une la falta de políticas activas de empleo desde planes para ayuntamientos al abandono a las empresas señeras y locomotoras de la innovación en Andalucía, como Abengoa, Airbus, Coca-Cola, o la falta de un plan potente de apoyo a los autónomos que ahora claman por la pandemia ayudas sin que Moreno Bonilla sea capaz de arbitrar un auténtico plan de rescate que no sean avales a los que la mayoría no pueden acceder.
Y como colofón a esta pésima carta de presentación y con la superficialidad y la propaganda como base de su trabajo llega la gestión a esta pandemia. El presidente andaluz culmina los meses caóticos de su actuación ante el Covid19 con un anuncio al más puro estilo Ayuso asegurando que Andalucía cuenta con el ‘mayor presupuesto de la historia’. Por cierto, siempre es el mayor de la historia, porque siempre es más elevado. Además, en comparación a otras comunidades es el que menos crece, un ridículo 3%; muy superado por otras regiones como Galicia -14%- o Castilla La Mancha -15%-. Pero, sobre todo, el Presupuesto andaluz es insuficiente porque no aporta lo que la sociedad precisa en este momento de la historia.
En Almería somos testigos privilegiados de esas máximas de manipulación, propaganda y confrontación que han marcado los dos años de desgobierno de Moreno Bonilla. Un claro ejemplo de ello fue la inauguración-apropiación del Materno Infantil un año después de entrar en funcionamiento. Además, el presidente andaluz nos inflige varios castigos que pasarán a la historia, como es el cierre del Hospital de la Cruz Roja en plena pandemia por coronavirus y la clausura del centro de Menores de Purchena, un auténtico varapalo a la comarca por el que clama toda la sociedad. Esa es la tarjeta de presentación de Moreno Bonilla. Nos ha regalado los dos peores años de la historia de esta provincia.