Antonio Fernández Liria
Candidato del PSOE a la Alcaldía de Cuevas del Almanzora
Jesús Caicedo, alcalde de Cuevas del Almanzora, diputado en el Congreso y ex senador por Almería, a la pregunta de un periodista “¿en qué le ha beneficiado a Cuevas que su alcalde haya estado estos últimos años en Madrid?”, contesta lo siguiente: “En cosas que no voy a contar, pero en que he tenido amigos que han solucionado problemas de otros amigos”.
¡He tenido amigos que han solucionado problemas de otros amigos! Esta afirmación que también dijo en la presentación de su candidatura es para dejar en estado de ‘shock’ a cualquier ciudadano. Y yo me pregunto: ¿qué pasa con los vecinos que no sean sus amigos? ¿Que no pueden beneficiarse de sus vacaciones en Madrid?
Resulta escandaloso que un alcalde, que además es diputado en el Congreso, resuma su paso por este órgano constitucional –que tiene funciones legislativas y que representa al pueblo español– diciendo que le ha servido para ayudar a sus amigos. La frase, además, recuerda a épocas caciquiles pasadas. ¿O cuándo, si no, se utilizaban las instituciones para fines únicamente personales?
Entiendo que, bien en su época de senador o ahora como diputado nacional por Almería, el señor Caicedo podría haber conseguido infraestructuras o servicios para la provincia o incluso podría haber legislado para mejorar la calidad de vida de los almerienses, especialmente la de los cuevanos. Pues nada de esto. Jesús Caicedo resume su paso por la capital de España en que ha ayudado a sus amigos.
No obstante, y aunque él lo niegue, todos sabemos que el alcalde de Cuevas sí ha hecho otras cosas en Madrid, aparte de ayudar a sus amigos. Por ejemplo, ha votado a favor de toda la política de recortes a la que el PP nos ha sometido. El señor Jesús Caicedo votó a favor de los recortes en educación, en sanidad, en dependencia, a favor de la subida del IVA, de la reforma laboral, la amnistía fiscal, la ley mordaza, el rescate a los bancos, la congelación del 0,25% de las pensiones o la eliminación de la deducción de vivienda. Aunque, claro, estas cosas que el señor Caicedo ha hecho en Madrid probablemente no querrá airearlas, ni siquiera entre sus amigos.