El Partido Popular está en guerra y descomposición y poco se puede añadir al serial que ofrecen desde hace tiempo. El partido que se vende como alternativa de gobierno está sumido en una crisis sin precedentes y esto, al final, es una preocupación para la democracia y para el sistema de partidos en este país y, sobre todo, representa un peligro por el aumento del populismo. Es innegable que el PP es, desde hace tiempo, responsable del auge de la extrema derecha en este país al que le ha cambiado sillones por poder en lugares como Andalucía donde está suponiendo un retroceso para el desarrollo social de la comunidad.
Con todo el embrollo montado, el presidente del PP de la comunidad más poblada, Andalucía, vuelve a mostrar su incapacidad. Nos tenía acostumbrados a su incapacidad en la gestión y, ahora, muestra también su falta de criterio para arbitrar una postura que liderara una solución de ámbito nacional y ha optado, como siempre hace con los problemas, por ponerse de perfil y esconderse. Moreno Bonilla ha vuelto a callar y a esquivar las preguntas molestas, pero necesarias, durante cinco días, mientras otros dirigentes de su partido sí se han puesto de frente.
En los momentos difíciles es cuando se demuestra la altura de un dirigente y su capacidad y ambos son atributos que no se le pueden poner a Moreno Bonilla. No es un buen líder y no es un buen gestor. Es la demostración palpable de la incapacidad a todos los niveles. No ha sabido gestionar la crisis de su partido como tampoco sabe gestionar la crisis social y económica a la que nos enfrentamos como consecuencia de la pandemia por el coronavirus. No sabe gestionar los fondos europeos y ni el presupuesto de la comunidad que, teniendo superávit, no gasta para revertir el problema que él mismo ha generado en la sanidad pública andaluza. Y así llevamos tres años. Moreno Bonilla nos ha hecho perder un tiempo maravilloso en el que los recursos podrían haber llegado a ayuntamientos y a empresas; en el que se podría haber incrementado el empleo y, mientras, el presidente andaluz y su equipo siguen instalados en el autobombo y en la promoción de los productos que nos quieren vender.
El nivel de ejecución del presupuesto para 2022 va con mucho retraso y todo mientras planea la incertidumbre de la convocatoria electoral lo que paraliza aún más la gestión. Y es que con Moreno Bonilla de donde no hay, no se puede sacar.