Domingo José Ramos Camacho, alcalde de Lubrín y vicesecretario general del PSOE de Almería
Lo del PP y los plenos en municipios como el nuestro, Lubrín, empieza a parecerse a aquella comedia que obtuvo el Goya a la mejor película, ‘Mujeres al borde de un ataque de nervios’. Y es que la portavoz del PP y a la vez secretaria personal del presidente de la Diputación pierde los nervios cuando escucha la palabra mascarillas, porque, claro, si en su turno de palabra vinculan a un teniente de alcalde con el alcalde por un acto administrativo firmado por este último en el año 2004, la pregunta se traslada a 2022 y lo vivido en Diputación con la trama de las mascarillas. Entonces, ¿el presidente de la Diputación es responsable de los hechos acontecidos con su vicepresidente en el Caso Mascarillas?
Dicho de otro modo y para que quede aún más claro: como alcalde en 2022, debo de ser el único responsable, según la teoría del PP, de un convenio firmado por un primer edil anterior, en 2004, que precisamente apoyaron ellos en los años de la pinza del PP con IU. Y claro, si yo soy responsable de lo que hicieron otros en la institución porque ahora la dirijo con una representación de 7 concejales frente a 2, ¿me podrían explicar quién es el responsable del Caso Mascarillas de la Diputación Provincial con esa misma tesis? ¿Lo son Óscar Liria y Fernando Giménez, como vicepresidentes imputados en estos momentos, o Javier Aureliano García Molina, como presidente?
Lo siguiente fue que saltaron todas las alarmas, en un intento de desviar el tema, pero si algo nos quedó claro es que en Diputación están muy nerviosos, porque sospechan que ellos pueden ser los ‘pagafantas’ de estos casos de corrupción también vividos en Madrid.
En Lubrín tenemos el mejor termómetro de ese estado de nerviosismo que sufre la Diputación Provincial de Almería, porque la secretaria personal de su presidente, Javier Aureliano García, es precisamente la portavoz del PP; bueno, la portavoz de los dos concejales que forman su grupo, entre los nueve que componemos la Corporación. Y es ahí donde está el principal problema, que el castillo se les desmorona por la base, porque un presidente del partido, un alcalde de una capital y cargos así, siempre se reparten en los modelos conservadores los cargos en los que se puedan retirar, como un parlamento andaluz, europeo y cosas por el estilo. Pero ¿qué les pasará a los de la tercera fila, personajes como nuestra desdichada portavoz, que al oír hablar de mascarillas convierte su bancada en algo así como un puesto de venta de pescado en una plaza de abastos y sólo le falta terminar diciendo lo de “a euro oiga, a euro”? El caso es que no se les acusa de pillar unos pocos euros, sino más de 200.000 en, por ahora, sólo por ahora, un contrato. Vamos, que frente al hermano de Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, los de Almería tienen un máster en la materia.
Intentan hacer creer en los plenos de los pueblos de la comarca que tienen un férreo control de la justicia en Almería y alardean de que Óscar Liria, el vicepresidente que fue detenido y encarcelado, ahora está en su casa casi como de vacaciones y que nadie lo va a tocar. Y por si alguien tiene alguna duda, nada mejor que un ‘selfie’ en la puerta del teatro que lleva tu nombre en el pueblo donde todo se fraguó.
Y son tan geniales que se ponen a hablar de tramas y corrupción ellos, precisamente ellos, que han tenido que poner en la calle a todo un presidente de su partido por montar espionajes a su propia gente, mientras que decían que lo de las cajas B, las corruptelas y los chantajes eran cosas del pasado. Qué no harían antes, si esto de ahora les parece normal y legal.
Nerviosos, muy nerviosos.