El Debate del Estado de la Nación ha marcado, sin duda, la política nacional y en lo que hay un amplio consenso es en que Pedro Sánchez ha pronunciado un discurso sensible, pegado a la realidad y a los problemas de los españoles, y ha marcado la hoja de ruta de lo que está por llegar hasta el fin de la legislatura trasladando una agenda de medidas para la clase media y trabajadora. Pedro Sánchez lo ha vuelto a hacer y se ha situado, en esta crisis derivada de la invasión de Ucrania, del lado de la gente como ya hizo durante la dura pandemia cuyas consecuencias aún se dejan sentir.
Ha trasladado un discurso muy realista y lo ha hecho desde la humildad y la empatía. Se ha puesto en la piel de sus conciudadanos siendo consciente de las dificultades cotidianas de la mayoría. Tan sólo así se consigue lo que ha hecho: describir con sinceridad las nuevas medidas que nuevamente este gobierno vuelve a lanzar para el auxilio de las familias, pero también para la distribución de las cargas fiscales que la guerra de Putin y sus consecuencias, como la inflación, influyen en el ahorro y en la cesta de la compra de los españoles, de las empresas y de los autónomos.
El presidente del Gobierno ha sustentado en todo momento que el impacto de la situación económica internacional trasladada a nuestras economías hay que afrontarlas entre todos y, de ahí, ese anuncio valiente del impuesto extraordinario a la banca y a las eléctricas sobre el aumento de sus márgenes de beneficios como consecuencia del alza de precios o del precio del dinero, y toda una batería de propuestas para beneficiar a las clases medias y trabajadoras, como la gratuidad de los abonos de viajes, la beca complementaria para estudiantes mayores de 16 años ante la subida de precios para afrontar sus estudios o la aprobación de leyes de movilidad sostenible y de industria. También adelantó nuestro presidente el potente programa para el desarrollo de competencias digitales en los colegios, la presentación de una nueva PAC para impulsar el campo español, sus precios y la protección a los agricultores en sus producciones, el refuerzo del Sistema Nacional de Salud o la construcción de viviendas públicas.
Esa es la manera justa y solidaria con la que los socialistas proponemos salir de la crisis. La otra receta, la del PP, es la de salvar las cuentas de los bancos y de las grandes corporaciones y recortar en los servicios públicos.