La derecha ha hecho del ruido su estrategia política. Debe entender que, sólo así, puede intentar evitar que la población conozca el trabajo de un gobierno que defiende los intereses de la clase media y trabajadora en nuestro país, como es el Ejecutivo de Pedro Sánchez; un Gobierno que se ha mostrado siempre sensible y al tanto de los problemas de la gente y de sus necesidades tanto en la época más dura de la pandemia como en la actual crisis económica derivada de la invasión de Ucrania.
A este indecente empeño de la derecha se han sumado algunos agentes sociales y parte del sector mediático que, a sabiendas, pretenden alejar a la población del verdadero debate, de lo que les interesa y de lo que les afecta. Estos motivos llevan al Ejecutivo a llevar a cabo una necesaria campaña de información para demostrar la realidad: que gobierna para la gente.
El descuento de gasolina y combustibles, la reducción del IVA en la electricidad del 21 al 5%, la limitación del precio de la bombona de butano o las ayudas para sectores afectados como el trasportista o taxistas parecen no existir ante la continua distracción de quienes, por otro lado, ni aportan ni dan soluciones.
Gobernar es escoger un camino y llevar a cabo medidas para beneficiar a quien interese, a quienes van dirigidas y, claramente, las aprobadas por el Gobierno de Pedro Sánchez van a las clases media y trabajadora de este país. Los 100 euros más para quienes ya tienen una beca, las ayudas de 200 euros a las rentas más bajas, limitar la subida del precio de los alquileres, o los nuevos impuestos a bancos y empresas energéticas para que sus mayores beneficios lleguen al bolsillo de quien los paga en sus facturas mensuales está generando en España el mayor escudo social jamás visto, y eso se tiene que conocer. Por eso, la campaña ‘Gobernar para la gente’ llegará a cada rincón del país para que la gente la conozca de primera mano y pueda opinar libremente sin ruido de por medio.
La derecha de Feijóo y de Moreno Bonilla se ha instalado en un juego muy peligroso y es el de contar las verdades a medias y, sobre todo, escurrir el bulto siempre que sea posible. Esa es la valentía del PP, de un partido que hace mucho tiempo que dejó de ser de Estado y de ponerse del lado de las familias porque ya, tan sólo se representa a sí mismo.