Cuando se toman decisiones erróneas basadas en modelos que no miran el conjunto de los resultados, que tratan de curar unos síntomas que uno ve, pero no la enfermedad, nos adentramos en el nada tranquilizador mundo del efecto cascada, donde se sucederán situaciones que poco a poco generarán un mal mayor. En muchas ocasiones esos efectos son irreversibles, otras no, pero por encima de todo son peligrosos en cuanto a las consecuencias finales.
Ejemplo de ello lo tenemos en la política española, así como en la europea, puesto que el no haber sido contundentes en la respuesta al fascismo desde las instituciones ha llevado a que, en distintos países, estos neohijos del fascismo tomen posiciones. El último ejemplo lo hemos tenido en Italia y allí, precisamente, antes de llegar al poder, facilitaron o compartieron gobierno con los conservadores tradicionales, como está ocurriendo en nuestro país en lugares como Madrid, Castilla y León o Murcia. Cascadas.
En la Junta de Andalucía, el desgobierno de Juanma Moreno quita impuestos a los ricos mientras en los centros de salud no son capaces de dar cita a una persona mayor antes de quince días. De las especialidades médicas ni hablamos. Y si no nos gusta hablar de sanidad, hagámoslo de educación, donde proliferan las aulas prefabricadas al mismo tiempo que baja el número de alumnos. Cascadas.
En la provincia de Almería, la Diputación Provincial ha tomado el camino de sólo atender a los suyos, volcar su presupuesto en los pueblos gobernados por el PP o en aquellos en los que pueden urdir un trasvase de concejales para provocar mociones de censura con las que llegar, a cualquier precio, al sillón de primer edil. Tratan de generar un modelo a su medida y el efecto cascada se traduce en teatros bajo el nombre de la Institución en el mismo pueblo en el que parte de los que fueron equipo de gobierno están investigados por el Caso Mascarillas, aquel caso en el que presuntamente algunos se llevaban comisiones de lo que compraban para auxiliar a la gente en pandemia. Cascadas.
Respuesta o silencio. Ahí está la clave. En Cantoria, donde gobernamos los socialistas con una mayoría absoluta incontestable, empezamos por hacer que hasta los más ricos pagasen lo que les correspondía. Atendimos a todos por igual, sin mirar en qué barriadas se ganaba o perdía, y nos pusimos manos a la obra. Y el efecto cascada es tal que les invito a que visiten este pueblo que fue capital histórica del Valle del Almanzora y que pregunten. En ocho años, la evolución basada en el equilibrio y la justicia social que promueve el estado del bienestar ha provocado una evolución y un cambio tan radical que ahora no sólo se tienen más y mejores servicios, caminos, calles o alumbrados acordes con los años que vivimos, sino que hay incluso mejor comunidad, más participativa y hasta tenemos escuelas de igualdad. Cascadas, pero cada uno decide si elige la buena o la mala, ahora que aún estamos a tiempo de corregir un futuro cargado de hijos del fascismo al frente de las instituciones.