Algunos y algunas que utilizan la palabra indignidad con tanta ligereza deberían recordar que pocas cosas más indignas han ocurrido en este país como trasladarles a los pensionistas, a través de una carta, que el Gobierno les incrementaba en un euro sus pensiones. Por aquellas fechas, muchos de nuestros mayores se quejaban amargamente de que valía más la carta y el sello que ese mísero euro que les había subido el Gobierno de Rajoy. Aquella carta la firmó la entonces ministra de empleo, Fátima Báñez, la misma que se encomendó a la Virgen del Rocío para salir de la crisis.
Esta semana, los pensionistas están comprobando la diferencia entre un gobierno que dignifica sus pensiones y, por el contrario, quienes han estado más preocupados por hacer regalos fiscales a los más poderosos. Ese ha sido el debate en el que ha estado la derecha de este país frente a la preocupación por la situación económica de muchas familias que ha demostrado el Gobierno de Pedro Sánchez, que, entre otras muchas cosas, decidió establecer por ley la subida de las pensiones conforme al IPC, revalorizándolas este 2023 un 8,5% para las contributivas y un 15% para las no contributivas.
En Almería se benefician de esta medida más de 111.000 pensionistas, que van a recibir 1.060 euros más de media al año con respecto a 2022, mientras que con el modelo del PP el incremento habría sido de tan solo 31 euros. Dignidad frente a indignidad, así de sencillo y de simple.
Pero hay más. Como consecuencia de este incremento histórico de las pensiones, la provincia de Almería va a recibir unos 120 millones extras para sufragar esa subida, lo que da una idea del alcance de la medida, tanto para los propios pensionistas como para el conjunto de la economía almeriense. De hecho, el gasto en pensiones ya se eleva en Almería hasta los casi 1.500 millones de euros, lo que supone un 10% del PIB provincial.
Todas las cifras indican la realidad de lo que ha ocurrido y es justo reconocerlo. Tenemos al frente del país a un gobierno progresista que mira por la gente y que, pese a todas las presiones que ha recibido de la derecha y de los poderes económicos, ha decidido ponerse del lado de quienes han dado lo mejor de sí mismos y de sí mismas durante toda una vida de trabajo. Eso se llama justicia social y cuando se practica los españoles nos sentimos aún más orgullosos del país que tenemos.