Tenemos una provincia llena de contrastes y, precisamente eso, es lo que nos hace singulares. Normalmente, las personas que viajan a Almería lo hacen pensando en sus playas, en nuestro extenso litoral que discurre desde Adra hasta Pulpí, pasando por lugares tan emblemáticos y mágicos como el parque natural Cabo de Gata-Níjar.
Y siendo todo este patrimonio natural la imagen que a todo el mundo le viene a la cabeza al pensar en Almería, muchas personas se perderían una parte muy importante de lo que somos si no conocen los pueblos del interior de nuestra provincia, lugares en los que perderse y disfrutar de su legado histórico, cultural y gastronómico.
El Almanzora, los Vélez, la Apujarra o los pueblos a los que vio nacer el Andarax nos muestran una Almería muy auténtica, alejada del bullicio de la ciudad pero también una provincia muy dinámica y emprendedora que se ha hecho a sí misma.
Como en muchos lugares de España, el problema de la despoblación también es uno de los retos que se deben abordar para que muchos de estos pueblos sobrevivan. El teletrabajo, que dicen que con la pandemia vino a quedarse, es una de las herramientas a potenciar, así como la calidad y eficacia de los servicios públicos que se prestan en el mundo rural. Nuestros hijos, nietos y nietas que crecerán en estos pueblos tienen que tener, al menos, la posibilidad de decidir si quieren vivir donde nacieron, pero para ello tenemos que impulsar más y mejores oportunidades.
Tenemos una provincia con unas posibilidades enormes, que se acrecientan aún más cuando se descubre que se puede estar disfrutando de un paisaje de montaña y nieve y, una hora después, de la playa. Esto, insisto, es algo extraordinario que tenemos que aprovechar, porque es difícil encontrar una tierra de contrastes como la de Almería.
En ese contexto, debemos ser conscientes de la necesidad de seguir preservando espacios naturales tan excepcionales como el de Sierra María-Los Vélez, Sierra Nevada, Cabo de Gata-Níjar o la sierra de los Filabres con el objetivo de que las próximas generaciones también puedan disfrutar de ellos como lo estamos haciendo nosotros.
Estoy convencido de que el futuro que tenemos por delante como provincia es muy esperanzador por el emprendimiento que siempre nos ha acompañado, por el incansable trabajo que le hemos dedicado a sacar adelante nuestras cosechas o los productos de la piedra natural, pero también por la mejora de las comunicaciones o los nuevos recursos hídricos de los que nos vamos a dotar.