Un mes después del gol de Olga Carmona –igual que pasó con el de Iniesta- deberíamos seguir hablando de que España es campeona del mundo de fútbol femenino y poner todos nuestros sentidos ya, sin más, en el encuentro con la selección sueca. Sin embargo, los destellos de esa sonrisa que deberíamos lucir aún hoy no son tales y lo que debería unirnos parece que nos separe y, todo, por la obcecación de algunas personas.
Nadie mejor que nuestras campeonas del mundo, las futbolistas de ‘La Roja’ que pronto lucirán su primera estrella en la camiseta, saben sobre lo que hayan tenido que soportar en cuanto a la gestión de la directiva de la Real Federación Española de Fútbol que, por cierto, llevan tiempo trasladando sin que hayan sido escuchadas con la debida atención que merecen.
Cuando fueron proclamadas campeonas del mundo, también lo fueron de algo más al posicionarse contrarias a determinados comportamientos y actitudes que, como digo, venían ya poniendo sobre la mesa. Dijeron ‘se acabó’ y ahora, pese a todo, siguen siendo víctimas del mismo sistema que les venía oprimiendo. Si las cosas han cambiado, debería notarse.
Estamos, insisto, asistiendo en estos días a un espectáculo del todo menos futbolístico, muy a pesar de la voluntad de nuestras deportistas. La negativa a convocar a Hermoso por la patriarcal idea de protegerle, algo que ella no ha pedido, y la también negativa a cumplir la voluntad de las jugadoras que no querían acudir al partido con Suecia como consecuencia de todo lo anterior, ha vuelto a poner sobre el terreno de juego, otra vez, la sinrazón.
Las jugadoras piden cambios sustanciales y tangibles mientras que, lamentablemente, sus colegas de profesión, los varones, miran hacia otro lado o significan claramente que no es asunto suyo. Salvo honrosas excepciones, como el caso de Borja Iglesias y alguno más aislado, el silencio hace cómplices a los jugadores.
Hasta el momento, la mano sincera y tendida a las jugadoras ha venido por parte del Consejo Superior de Deportes. El Gobierno de España ha mostrado su apoyo a las campeonas del mundo desde el minuto uno y su papel mediador está siendo determinante. Confío en que muy pronto se produzcan esos cambios que piden las protagonistas y en ese momento espero que no les pille a más de uno y de una en fuera de juego.