La situación en la que se encuentran servicios públicos fundamentales como la educación y la sanidad en la provincia y en la comunidad autónoma desde que gestiona Moreno Bonilla llega a ser ya insostenible. El PP lleva ya cinco años gobernando en la Junta de Andalucía y ese tiempo da para mucho. Pese a los intentos del líder del PP andaluz de hacernos parecer a la sociedad que es un recién llegado, lleva cinco años ya en ese puesto, y ese tiempo da para mucho; da para hacer o para abandonarse y esta última es la opción que parece haber escogido Moreno Bonilla.
En materia sanitaria nos engaña permanentemente y en Almería lo sabemos muy bien. En el Distrito Sanitario Almería no se hacen ecografías desde mayo porque el PP ha retirado la partida económica para hacerlas. Así de sencillo, pero el delegado provincial nos pretende engañar con otros argumentos absolutamente incoherentes, como los que emplea para justificar que la Casa del Mar no tenga, dos años después de su inauguración, ni servicio de Urgencias, ni de Rehabilitación ni Odontología. Tampoco se ha explicado por qué se tardaron más de 40 minutos en atender la llamada de auxilio de dos pacientes que, finalmente, fallecieron en la vía esperando a la ambulancia, y el silencio es igualmente atronador a la hora de aportar alguna iniciativa para dotar a consultorios y centros de salud de mayores medios humanos y materiales para atender a su población. Y el último engaño de Moreno Bonilla es el denominado plan de choque para derivar a pacientes a la privada, a la que inyectarán más de 730 millones de euros del erario público.
El panorama no es mejor en educación y estamos asistiendo, de la mano del PP, al peor inicio del curso de la historia en el que aún no han comenzado las actividades extraescolares, ni están abiertos todos los comedores, ni cubiertas todas las plazas de docentes para atender al alumnado con necesidades específicas. Hay más aulas prefabricadas que nunca, las ratios más elevadas y mucha más burocracia para terminar por asfixiar a los docentes y equipos directivos que no pueden más. Ante todo lo descrito, cabe preguntarse dónde está Moreno Bonilla. Con Almería y con Andalucía, no. Está mirando hacia Madrid y actuando según los designios de su partido mucho más pendiente de una investidura fallida y del ridículo de Feijóo que de atender a sus responsabilidades como presidente de la Junta.