La primera medida adoptada por Moreno Bonilla en materia tributaria fue la de bajar los impuestos a los más ricos. Esto, lógicamente, dejó un hueco en las arcas públicas dañando el estado del Bienestar, dado que ese dinero se emplea en mejorar los servicios públicos. Aunque la Junta no cuenta con ese dinero, por decisión propia, ha recibido más fondos que nunca por parte del Gobierno de España, pero ha mostrado una manifiesta incapacidad para gestionarlos. De hecho, teniendo más, está ofreciendo menos a la población: menos sanidad, menos educación y menos servicios sociales. ¿Cómo se puede hacer tan rematadamente mal?
Y ahora, Moreno Bonilla dice que no tiene dinero mientras que el PP no apoya la senda de déficit planteada por el Ejecutivo de Pedro Sánchez que comportaría 900 millones de euros más para Andalucía en los próximos dos años. Es como el perro del Hortelano, que ni come ni deja comer y, aquí, los comensales somos la ciudadanía. Moreno Bonilla, sólo por el interés partidista de pretender hacer caer al Gobierno de Pedro Sánchez, se pega un tiro en el pie y vota contra ese acuerdo, una cuestión que para Andalucía, para nuestros intereses, es muy difícil comprender.
Y es que ese rechazo resulta absolutamente contradictorio porque, a la vez, el presidente andaluz del PP y de la Junta lleva clamando por una mayor financiación. Creo que los líderes del PP, como Moreno Bonilla, se encuentran en una situación del todo comprometida porque tendrán que explicarnos muy bien cómo, teniendo el mayor poder institucional de los últimos años en comunidades autónomas y ayuntamientos, y reclamando más financiación al Gobierno de España, es incoherente votar en contra de esa mayor financiación y de esos recursos. Pero así son las y los ‘populares’, pura contradicción. Andalucía no tiene un problema de financiación, lo tiene de gestión; la que realiza desde hace años el PP acabando con el sistema público y beneficiando siempre a las manos privadas. Cuando Andalucía sí tenía un grave problema de infrafinanciación era en 2017, cuando gobernaba el PP de Rajoy. Entonces, algunos de los miembros del gobierno andaluz ahora, diputados en el Congreso entonces, no se quejaron lo más mínimo.
Moreno Bonilla tiene una posición dependiente de Feijóo y sigue la estrategia de PP de confrontación y no de defensa de los andaluces. En Andalucía necesitamos voluntad política ante este desafío.