
Opinión


OPINIÓN. Fin de ciclo
Si hay algo que caracteriza a los gobiernos del Partido Popular en las grandes ciudades de nuestra provincia es su falta de ambición y de compromiso con sus ciudadanos, a los que trata como meros espectadores de una mala película que ya conocen y cuyo proyecto para futuras entregas está completamente agotado. Los ejemplos son variados y de todo tipo.

OPINIÓN. Abandono y soberbia
El calendario ha marcado en rojo el próximo 28 de mayo. Ese día decidiremos entre todos y todas quienes nos gobernarán en nuestros pueblos y ciudades los próximos cuatro años, qué personas se van a encargar de gestionar los servicios públicos o de poner al servicio de la sociedad nuevas oportunidades de progreso y futuro.


OPINIÓN. A pesar de la derecha
Ningún gobierno del Partido Popular ha hecho nunca tanto por los trabajadores como el de Pedro Sánchez, especialmente en esta travesía de dificultades por la que hemos transitado desde la pandemia de coronavirus hasta el día de hoy, donde seguimos sufriendo las consecuencias de la guerra de Putin en Ucrania.


OPINIÓN. Los que miran para otro lado
Que la gestión de la sanidad pública por parte del Gobierno de Moreno Bonilla es un auténtico desastre no es una mera opinión, sino la constatación de una triste y lamentable realidad, pero tan cierta como la que sufren decenas de miles de usuarios y sus familias. Para entender la dimensión del problema, a Moreno Bonilla no le vendría mal ponerse en la piel de muchas de estas personas que amanecen cada día reconociéndose en el mismo pellizco en el estómago con el que se acostaron la noche anterior, en ese doloroso pinchazo que provoca la desesperación a los que llevan esperando meses para ser atendidos.

OPINIÓN. Echar un cable
Moreno Bonilla lleva camino de cinco años al frente del Gobierno andaluz aunque, por momentos, quiera hacerse pasar por un recién llegado. Durante este tiempo, los almerienses han tenido que soportar los anuncios que ha realizado su Ejecutivo para un sinfín de obras y proyectos que se han concretado en la nada más absoluta. Como los experimentados trileros, el PP ha estado moviendo el vaso con la bolita de un lado al otro de la mesa sin que las inversiones hayan pasado de la pasarela del marketing y el postureo a la de los hechos.

OPINIÓN. Cable Inglés
La puesta en valor de un bien patrimonial cuesta, en ocasiones, más de lo deseado, pero lo importante es que se lleve a término. Es lo que ha ocurrido con el Cable Inglés, objeto de una rehabilitación que ha tenido que sortear diversos obstáculos en el camino hasta llegar a buen puerto. Lo primero que tenemos que hacer es felicitarnos de que esté ahí, donde está, y que no haya sido reducido a chatarra como pretendía el Partido Popular. Esto les sigue escociendo, pero es una realidad. De no haber contado con la protección que le otorgó la Junta –socialista- el PP se lo hubiera quitado de en medio como ha hecho con otras infraestructuras que representan el pasado industrial en la capital. Da igual las fotos que se hagan y a cuanta gente llamen para ponerse en ellas: el PP no quería el Cable Inglés.
