OPINIÓN. El milagro de Almería
Se ha dicho de ellas que son las manos invisibles del campo y cuánta razón encierra esa metáfora. Sin embargo, las trabajadoras del manipulado y envasado de frutas y hortalizas de Almería no son solo una frase que suena tan bien que hasta se podría imprimir en los azucarillos, sino que en ellas y en el resto de trabajadores del campo reside el verdadero potencial que mueve al sector agrícola. Solo basta con darse una vuelta por los almacenes y comprobar cómo se entregan a un trabajo especialmente fatigoso. Detrás de cada pimiento, tomate o calabacín del supermercado, además de la mano de quien lo ha recogido, ha hecho falta la de una mujer –la mayoría de personas que se dedican a esta actividad son mujeres– para envasarlo.