Los socialistas lamentan la inacción de ambas administraciones, que tenían que haber puesto solución al problema antes de que finalizara 2018
Los vertidos que a día de hoy se siguen produciendo en el río Andarax a la altura de Gádor, provenientes de una fábrica de cítricos, han sido el objeto de la reunión que han celebrado representantes socialistas de la comarca del Bajo Andarax con el secretario de Organización del PSOE de Almería, Antonio Martínez, y la parlamentaria andaluza Noemí Cruz.
En dicho encuentro, los representantes del PSOE han acordado exigir al Ayuntamiento de Gádor y a la Diputación Provincial que revelen en qué estado se encuentra el proyecto para conectar la planta de procesado de cítricos con el colector. Este proyecto es responsabilidad del Ayuntamiento de Gádor, aunque la alcaldesa de este municipio, Lourdes Ramos, ha expresado en numerosas ocasiones que lo iba a redactar la Diputación Provincial.
El PSOE también pedirá al nuevo Gobierno andaluz que informe sobre el estado en el que se encuentra el expediente sancionador que abrió la Consejería de Medio Ambiente, bajo mandato socialista, por estos vertidos. Este expediente fijaba en noviembre de 2018 el plazo para que la empresa y el Ayuntamiento de Gádor ejecutaran la conexión de la planta al colector.
Antonio Martínez ha recordado que los vertidos de la fábrica de cítricos son los únicos que quedan, después de que, en 2017, la Junta de Andalucía, con gobierno del PSOE, y la Mancomunidad del Bajo Andarax pusieran solución al problema que existía en el río, encauzando todos los vertidos municipales hacia el colector conectado con la planta depuradora de El Bobar.
“Desde la Junta de Andalucía, el PSOE solucionó este problema pero, como el Ayuntamiento de Gádor no ha hecho su trabajo, los vecinos siguen padeciendo malos olores y volverán a tener mosquitos en cuanto llegue el calor”, ha advertido Martínez.
Además, el responsable socialista ha señalado que la alcaldesa de Gádor, “con su incompetencia”, está poniendo en riesgo los puestos de trabajo de la planta de cítricos. “Al consentir los vertidos al río no sólo está poniendo en riesgo el medio ambiente, sino también a los trabajadores de la empresa, que podrían resultar los principales perjudicados por una situación de la que no tienen ninguna culpa”, ha razonado.