“Tomás Elorrieta es la persona más integra, honesta y desinteresada que conozco y, además, una buena persona que lleva El Ejido en el corazón”
Gabriel Giménez Crespo procede de una familia nativa de Balerma desde hace varias generaciones que reúne, según sus propias palabras, “una buena retahíla de apodos balermeros: mi padre es Gabriel el Garbi, hijo de María la Crista, hija de Frasquito el Mantellina, y mi madre es Concha la del Cartero”.
El número trece de la candidatura del PSOE de El Ejido a las Elecciones Municipales es soltero, tiene 37 años, reside en Ejido Norte, y es ingeniero técnico agrícola. En la actualidad, trabaja como técnico en la Comunidad de Regantes Sol Poniente, labor que compagina con la explotación de un pequeño invernadero. Su tiempo libre lo reparte entre las salidas con bicicleta de montaña y “pasar un buen rato con los amigos y la familia”.
Gabriel Giménez Crespo se declara cercano al ideario socialista “desde que yo recuerdo, porque mi familia siempre ha sentido simpatía por el PSOE”. Militante desde hace más de ocho años de la agrupación socialista de El Ejido, asegura que comenzó a interesarse por la participación activa en la política “desde que estaba en el instituto luchando por los derechos de los estudiantes. Siempre he considerado que la política es el único medio para cambiar las cosas que no me gustan y mantener y mejorar las que creo imprescindibles, como los servicios sociales, la seguridad laboral, la seguridad ciudadana, la libertad de expresión, la libertad sexual, y un larguísimo etcétera por el que es imprescindible luchar desde la política y el raciocinio”.
El número trece de la candidatura que acompaña a Tomás Elorrieta dice de él que “es la persona más integra, honesta y desinteresada que conozco y, además, una buena persona que lleva El Ejido en el corazón. Eso es lo que me anima a apoyarlo y a darle toda mi fuerza para que gobernemos en este municipio”.
Gabriel Giménez Crespo considera que este pueblo necesita muchas mejoras. “Por poner un ejemplo, hay que hacer lo posible para que las lluvias no hagan tanto daño. Es la única zona agrícola que conozco en la que el Ayuntamiento ve las lluvias como un problema particular de los agricultores y les traslada a ellos la solución, es decir, que el agua que cae en sus explotaciones agrícolas no puede salir de dichas explotaciones. Es un sinsentido, porque lo lógico sería que existiera una red municipal de evacuación o recogida de pluviales y la conducción de estas a los cauces públicos”.
Desde su óptica como ingeniero agrícola, cree que “a El Ejido le falta una buena planificación, que acabe de una vez por todas con los problemas que acarrea el campo. Y a otros niveles, hay tanto por hacer y deshacer, que la lista es interminable: habría que solucionar el abandono de las pedanías, como Balerma, San Agustín, Las Norias, Guardias Viejas, y el de los núcleos dispersos, que es mucho más grave, como Canalillo-Cañada Villegas, Tarambana… Que están abandonados es poco decir. Se ve que nos tenemos que ir todos a vivir a Almerimar, en donde quedan muchas casas sin vender, sin menospreciar a los ciudadanos de Almerimar, porque es lo único que está un poco bien cuidado”.
Por último, Gabriel Giménez Crespo destaca que, “entrando en mi ámbito de conocimiento, que es el agua, en este municipio se tendría que hacer un uso adecuado de los recursos disponibles y utilizar las aguas regeneradas, ya que en un futuro próximo, por no decir casi el presente, el agua va a ser un problema muy serio en El Ejido”.