Andalucía ha pasado de estar a la cabeza de las comunidades que tenían los mejores servicios sanitarios a la ocupar la última posición. Obtiene la peor valoración de la ciudadanía entre todas las autonomías y cuenta con las listas de espera más altas para una intervención quirúrgica, una prueba diagnóstica o una consulta con el especialista. En Almería son más de 100.000 las personas que están en lista de espera y los números no paran de crecer.
De otro lado, las malas condiciones laborales que ofrece el Gobierno de Moreno Bonilla al personal sanitario ha provocado que 1.116 profesionales médicos hayan dejado la comunidad sólo en los dos últimos años, de los que más de un centenar habrían abandonado la sanidad pública en nuestra provincia.
A la vista de todos estos datos, el diagnóstico de la sanidad pública en Andalucía no puede ser más desolador en un momento especialmente crítico del sistema, con la capacidad de respuesta muy mermada, los profesionales agotados y los usuarios sin poder ocultar su enfado. Todo esto ocurre, además, cuando Juanma Moreno cumple seis años al frente del Gobierno de la Junta de Andalucía.
Durante todo este tiempo, el presidente andaluz ha dado la sensación de que prefiere pasar por un recién llegado, y sacudirse cualquier responsabilidad, que afrontar los graves problemas que padece la sanidad. De ahí que todo lo que le venimos escuchando vaya en el mismo sentido: la culpa siempre es de otros.
Sin embargo, si faltan profesionales, como dice, en la sanidad pública es porque con su lamentable gestión les expulsa a diario. Sin ofrecerles unas condiciones laborales dignas, especialmente en lo referido a la duración de los contratos, es muy difícil, por no decir imposible, convencer a nadie.
Lo ocurrido en estos días en la comarca del Andarax, por lo tanto, no es solo un síntoma, sino la enfermedad en sí misma que ataca al sistema y que se puede llevar la vida de algunas personas por delante. Dejar las urgencias en Canjáyar sin médico y confiar en que se puedan atender este tipo de consultas en el centro de salud de Alhama, del que dependerán diecisiete municipios y cinco residencias de personas mayores, es de una enorme irresponsabilidad.
Que el Gobierno andaluz responda a esta realidad, a las protestas de los vecinos y vecinas, diciendo que se está alarmando innecesariamente a la población es de traca y demuestra que, en efecto, hace tiempo que no hay nadie al volante y esto nos puede costar la vida.