El presidente andaluz espera solucionar el problema de sequía que padece Andalucía y, sobre todo, el sector agrícola de nuestra provincia, mirando al cielo. De momento, es lo único que está haciendo. Moreno Bonilla fue al Vaticano a pedir al Papa que lloviera y ahora mira al cielo para que deje caer el agua. Me temo que la meteorología no se puede controlar desde San Telmo, pero desde el Parlamento andaluz sí se pueden adoptar iniciativas para paliar los efectos negativos de la falta de agua. Esta misma semana, el Grupo Socialista proponía una batería de medidas factibles para poder llevar agua, cuanto antes, al campo. Sin embargo, la respuesta de Moreno Bonilla y de su equipo fue ‘no’, y siguió mirando al cielo.
Nos encontramos ante un contexto de crisis climática para el que no valen los brindis al sol y en el que cada minuto que pasa, cuenta, pero el PP sigue abandonando al campo almeriense a su suerte y se opone a darle agua. Lo que urge es una estrategia integral y que las medidas vayan de la mano del sector para adaptar el campo a este escenario de sequía. Lejos de ser así, Moreno Bonilla sigue desoyendo sistemáticamente las reclamaciones de las organizaciones agrarias que, recientemente, han clamado a la Junta por actuaciones urgentes. Y es que el Gobierno del PP no desarrolla las infraestructuras hidráulicas necesarias para garantizar el agua a nuestros agricultores y ganaderos. Ha dejado 1.100 millones de euros sin gastar en políticas de agua en los más de seis años de gobierno y no ha ejecutado el 70% de lo presupuestado para ello en este año.
Las ayudas directas al sector por la sequía son raquíticas. La Junta ha invertido sólo 15 millones de euros que, ni de lejos, han llegado a todo el sector, mientras que el Gobierno de España ha destinado al campo andaluz, en este mismo concepto, más de 250 millones de euros. Además, otros 236 millones de euros –a través de SEIASA- para la modernización de regadíos y, en materia de desalación, unas instalaciones que están salvando la vida del campo pese a que el PP nunca las apoyó, se duplicará la producción en breve. Una vez ampliadas las de Dalías y Carboneras, con el arreglo de la de Cuevas y la construcción de la segunda desaladora para el Almanzora, la provincia tendrá el doble de agua desalada. Basta ya de mirar al cielo, de chamanes y de cuentos. Hay que arremangarse y ponerse a trabajar.