Octubre nos trae la apertura del año académico en las universidades andaluzas. Este año viene marcado por el coronavirus y sus consecuencias en una generación a la que se ha denominado ya “pandemial” por los efectos de esta crisis en el empleo, la salud y la educación. Habrá que afrontar nuevos cambios para ajustarse a las nuevas demandas y realidades que deja esta crisis mundial sin precedentes. La Universidad de Almería que no es ajena, en sus más de 25 años de trayectoria, a los cambios que la sociedad demanda. Más bien lo contrario. Siempre se ha caracterizado por su permeabilidad y adaptación a su entorno para contribuir al desarrollo social, a la captación de las necesidades de la provincia y a proporcionar talento e investigación a Almería para que se pueda posicionar en el ámbito nacional e internacional. Y lo ha hecho con ayuda y financiación, hasta ahora, de los sucesivos gobiernos socialistas de la Junta de Andalucía con los que ha alcanzado acuerdos de financiación que han resultado ser las herramientas más útiles para garantizar su futuro y para poder materializar su contribución social.
Mientras que los socialistas siempre hemos sido conscientes del valor de la Universidad, el Gobierno andaluz de PP, Ciudadanos y Vox ha dado totalmente la espalda a esta institución y le ha provocado el primer tijeretazo del presupuesto de la Junta debido a la pandemia con un recorte de 135 millones de euros anunciados en el mes de mayo. Esto ha generado tanta incertidumbre entre los rectores que, desde Sevilla a Almería le han leído la cartilla a Moreno Bonilla. “Por muy importante que sea el show de Bertin, que tampoco va en la dirección de la enseñanza que queremos para nuestros universitarios, la educación superior de los andaluces y su desarrollo requiere de financiación y que esta no sea hurtada para Canal Sur detrayéndose del fondo Covid presupuestado, entre otros, para universidades”, le han dicho al presidente andaluz.
En esa lectura de la cartilla le han reprochado su desconfianza hacia el sistema universitario andaluz, su incapacidad y falta de voluntad para dotarlos de financiación que mejore su competitividad y le han echado en cara la inestabilidad que provoca, con el consiguiente daño a la imagen de la institución al haber quedado claro que no es una tarea prioritaria para este gobierno andaluz de las derechas.
El enojo de los rectores, como el de Almería, está justificado porque no se ha planificado nada con la universidad que se encuentra desamparada ante cuestiones como la autorización para la Facultad de Medicina o la devolución –por parte de la Junta- al Gobierno de España de la antigua Tesorería de la Seguridad Social –en el Paseo de Almería- para que pueda ser utilizada como sede de la UAL en el centro de la ciudad.
No se entiende que, incluso, habiendo transferido el Gobierno de España una partida global de 400 millones de euros para universidades para los primeros efectos de la pandemia, el ejecutivo andaluz siga despreciando nuestro sistema universitario sin dotarlo de un modelo de financiación que podría suponer, incluso, una oportunidad ante los retos por los que las políticas transversales planteadas por el Gobierno Central tendrán financiación europea, por lo que las universidades y, en concreto, la de Almería se podrían beneficiar, como son el Pacto por la ciencia, la transición ecológica, la agenda urbana o la agricultura y la innovación, donde somos un referente internacional.