El Gobierno andaluz de las derechas ha repetido machaconamente con su maquinaria de propaganda y autobombo que mantenía un supuesto control de la pandemia de coronavirus en Andalucía. Aseguraban que no estábamos, ni de lejos, como en Navarra o Cataluña y repetían, como un mantra, su discurso sobre una anticipación en la gestión que tan solo ven en PP y Cs. Moreno Bonilla y su equipo han vuelto a pronunciar sus habituales frases de “Andalucía vuelve a adelantarse”, incluso, la pasada semana cuando la comunidad registraba cifras históricas de contagio por coronavirus desde que comenzó la pandemia.
El consejero Elías Bendodo alardeaba de que la Junta había cerrado áreas perimetrales en Granada y en otros municipios cuando la mayoría de las comunidades autónomas vienen practicando medidas severas y estrictas desde mucho antes. Decisiones que, pese a poder necesitarlas, el Gobierno andaluz de PP y Cs ha sido incapaz de adoptar y, de ahí, que la situación en nuestra comunidad esté fuera de control. Está, literalmente, desbocada por la ineptitud de su presidente, Moreno Bonilla y por su dificultad manifiesta a la hora de tomar medidas.
Se trata del mismo presidente que el pasado martes intentó vendernos en el Debate sobre el estado de la comunidad que la situación sanitaria en Andalucía estaba bajo control; y lo hacía mientras médicos y personal sanitario gritaban en las puertas de los centros de salud cerrados que estábamos desbordados. Tan fue así el bochorno en el Parlamento que Moreno Bonilla tuvo que admitir cinco horas después de iniciarse el debate que estábamos sobrepasados en la comunidad en lo que constituye un ejercicio de cinismo e insensibilidad hacia la población a la que dice representar.
Desde que Moreno Bonilla tiene el mando sanitario en esta pandemia, los casos se han multiplicado por seis y la mitad de la población andaluza vive en municipios que están en riesgo extremo. Asimismo, seguimos a la cola de España en realización de test PCR, con una cifra ridícula de 300 rastreadores –se dijo que iban a ser 9.000-, con centros de salud sin recibir el refuerzo que, ya en mayo, el consejero de las tres plagas, Jesús Aguirre, nos vendía con un plan de anticipación para octubre cuando llegara la gripe. No hay enfermeras escolares y las residencias siguen sin plan tratándose de lugares en los que los casos positivos van en aumento.
Pese a la cruda realidad, el presidente está escondido, y lo estuvo mientras el presidente de España anunciaba el estado de alarma al que se refirió a través de un tuit en redes sociales en el que la ambigüedad era la norma. Y lo es porque Moreno Bonilla está sumido a lo que le dictan otros: su partido desde Madrid y Vox desde cualquier lugar, un partido que ya se ha manifestado contrario al estado de alarma y con el que el presidente andaluz sigue bien relacionado para no perder el Gobierno autonómico.
Los andaluces y andaluzas confiamos en que Moreno Bonilla esté, por primera vez, a la altura de las circunstancias y que se sitúe junto al Gobierno de España y que entienda que la unidad y el acuerdo son el camino para salir de la pandemia con el menor coste. El presidente andaluz debe ejercer su obligación sin falsedades ofreciendo la colaboración y la ayuda que ayuntamientos y diputaciones, como administraciones que están en primera línea, exigen hace meses y dejar el autobombo por una vez en 22 meses de gestión.