Nuestra provincia y el resto de Andalucía se juegan mucho en las próximas semanas con el inicio de la campaña turística de verano. Con una situación de estancamiento en los datos sobre la incidencia de la pandemia que facilita el propio Gobierno andaluz, la solución no puede ser, tal y como ha anunciado Moreno Bonilla, retrasar las decisiones que eviten un repunte de los contagios. Andalucía, ni en este momento ni en este escenario, puede quedarse paralizada a las puertas del inicio del verano, por lo que el presidente de la Junta debe tomar las medidas que considere oportunas y comunicarlas con absoluta transparencia.
La gestión que está realizando el presidente andaluz como mando único en la gestión de la pandemia deja mucho que desear, especialmente para los sanitarios que se han jugado la vida por salvar a las personas y que ahora se ven con la necesidad de manifestarse a las puertas de los centros sanitarios para reclamar los complementos salariales que son suyos y a los que públicamente se había comprometido la Junta. Menos estatuas, señor Moreno Bonilla, y más pagar lo que les corresponde a estos profesionales que lo han dado todo durante más de un año trabajando al límite de sus posibilidades.
De otro lado, después de casi un mes del fin del estado de alarma, resulta inadmisible que la gente sigua sin poder ir al médico con normalidad o que las listas de espera para pruebas diagnósticas, algunas tan simples como una analítica, sigan disparadas. Esto es muy difícil de entender, pero más aún el negocio que se está haciendo en Andalucía con la sanidad privada, que está batiendo todos los récords a la hora de prestar unos servicios que deberían de realizarse en la sanidad pública, entre otras cosas porque hay medios y profesionales dispuestos a llevarlos a cabo.
Da pavor pensar lo que nos puede deparar este verano si el Gobierno andaluz vuelve a actuar con cicatería a la hora de contratar a los profesionales sanitarios de refuerzo que serán necesarios.
Resulta también inaceptable la falta de sensibilidad de la Junta en el proceso de vacunación por el que se sigue desplazando a muchas personas de un municipio a otro sin ninguna justificación. Lo que en un principio se podía entender como un hecho puntual, hoy no tiene ninguna excusa y su único responsable, el presidente del Gobierno andaluz, tiene que corregir urgentemente este desaguisado.