Como si de una orquestada ceremonia de la confusión se tratara, la gestión de Moreno Bonilla de la pandemia en Andalucía está resultando caótica. Sus decisiones, plagadas de continuos vaivenes y contradicciones, se han convertido en una suerte de espectáculo de lo absurdo en el que siempre termina culpando de sus propios errores a los demás.
Esta falta de asunción de sus responsabilidades es muy grave, casi tanto como tratar de esconderla bajo la cantinela de los continuos enfrentamientos que protagoniza con el Gobierno central. Si no es por el toque de queda es por el estado de alarma, cuando todo el mundo recuerda que hace un año, – un día sí y el otro también-, criticaba esas medidas.
Lo que le ocurre a Moreno Bonilla es que se le ha vuelto a hacer tarde. Como los malos estudiantes, lo ha dejado todo para el final sin planificación ni previsión alguna. En lugar de articular las medidas y las herramientas jurídicas que tiene a su alcance para controlar la pandemia, ha preferido dar barra libre al desconcierto en un irracional y temerario intento de emular a su compañera Ayuso.
Tampoco parece entender que él es el mando único y que debe asumir, de una vez por todas, la gestión de la pandemia en todos sus términos. Además, en un momento tan crucial, ni puede ni debe hacer seguidismo de las consignas marcadas desde la sede del Partido Popular de Madrid para sacar de esta situación el rédito político que no consigue a través de su gestión.
Sin embargo, un gobernante responsable debería estar centrado en lo que más preocupa hoy por hoy a la ciudadanía, que no es otra cosa que vuelvan a la normalidad los centros de salud y que no se siga fortaleciendo la sanidad privada a costa de la sanidad pública con el dinero de todos los andaluces.
De la misma manera, tendría que estar articulando un sistema de ayudas económicas para los sectores más afectados por la pandemia y auxiliando a las decenas de miles de ciudadanos en paro con planes de empleo gestionados por los ayuntamientos, tal y como hizo el anterior gobierno socialista de Susana Díaz.
Este es el momento de reforzar la sanidad pública y, a la misma vez, reactivar la economía. La salud y el empleo, las dos máximas preocupaciones de la inmensa mayoría de las familias de nuestra tierra, han de ir de la mano para salir definitivamente de esta crisis sanitaria y económica.