La puesta en valor de un bien patrimonial cuesta, en ocasiones, más de lo deseado, pero lo importante es que se lleve a término. Es lo que ha ocurrido con el Cable Inglés, objeto de una rehabilitación que ha tenido que sortear diversos obstáculos en el camino hasta llegar a buen puerto. Lo primero que tenemos que hacer es felicitarnos de que esté ahí, donde está, y que no haya sido reducido a chatarra como pretendía el Partido Popular. Esto les sigue escociendo, pero es una realidad. De no haber contado con la protección que le otorgó la Junta –socialista- el PP se lo hubiera quitado de en medio como ha hecho con otras infraestructuras que representan el pasado industrial en la capital. Da igual las fotos que se hagan y a cuanta gente llamen para ponerse en ellas: el PP no quería el Cable Inglés.
La protección vino, como digo, de un gobierno socialista en la Junta de Andalucía y la financiación para su puesta en valor, también tiene sello socialista. En este caso, del Gobierno de España que ha pagado íntegramente la rehabilitación del Cargadero de Mineral con cargo al 1,5% Cultural y a los Presupuestos Generales del Estado en la partida correspondiente a Puertos del Estado; todo del Ejecutivo de Pedro Sánchez. El Gobierno de Moreno Bonilla metió con calzador la presencia del presidente de la Junta en la inauguración cuando su administración lo único que ha aportado ahora al puerto ha sido colocar a una ‘hooligan’ de su partido en la presidencia de la Autoridad Portuaria y, además, lo demostró desde el minuto uno. Rosario Soto puede estar orgullosa en ser la primera de su cargo en algo, sí: en enredar entre administraciones, algo insólito hasta ahora en un puesto de su categoría y características que debe estar para el bien de la provincia y no para hacer partidismo.
Pese a todo, pese al PP y a sus ‘visionarios’ que sólo veían ‘amasijos de hierros’ en este BIC y paradigma de la arquitectura industrial española del siglo XX, el Cable Inglés ya está integrado en la ciudad que le vio nacer y se muestra con orgullo como uno de los elementos más singulares y reconocibles de la capital. Que existiera una lista con más 22.000 personas deseosas de visitarlo antes de su inauguración oficial dice mucho de la necesidad que existía en Almería de disfrutar del Cable Inglés, y eso ha sido gracias, como digo, a la financiación y la apuesta realizada desde el Gobierno de Pedro Sánchez.