Adela Segura. Secretaria de Política Municipal del PSOE de Almería
Ha sido todo un poema la cara de Moreno Bonilla durante la intervención de Susana Díaz en el Parlamento andaluz. Les invito a analizarlo. El pasteleo y la alegría que han centrado los discursos vacíos de contenido en el debate de investidura del ya presidente de la Junta, se comprende ahora lo que va a costar pintar de color esperanza el taburete, VOX, que sujeta, junto con la bancada de Ciudadanos, al PP en la Presidencia de la Junta.
Demasiado pronto se ha quedado noqueado quien tiene que responder a un cacareado cambio. No hay respuesta a qué van a hacer con los profesionales que trabajan denodadamente para dar respuesta a la ciudadanía que, además, lo hacen en servicios tan indispensables como el empleo o la protección medioambiental. Se trata de profesionales que han sido tachados de enchufados. Una indignidad que sólo puede arbitrarla quienes no creen en lo público. Vamos a ver qué entiende Moreno Bonilla por investigar la situación financiera de la Junta. No parece que haya sido el PP un dechado de transparencia, con la manifestación de corrupción en la financiación de este partido en los tribunales y que lo llevó a abandonar el Gobierno de la Nación con una moción de censura, por primera vez en este país.
No hay respuesta en qué presupuestos van a sustentar la educación y la sanidad pública, ya que la defensa en la libertad de elección de centros educativos por la familias ha sido, cuanto menos preocupante, para la educación pública en equidad e igualdad.
No ha respondido Moreno Bonilla a Susana Díaz sobre si van a apoyar la abolición de la ley de Memoria Histórica, tampoco dice cómo va mantener los derechos de colectivos desfavorecidos o si van a anular las subvenciones a colectivos con, como VOX dice, “de ideología de género”. Estamos ante un pacto de perdedores que están más felices por desbancar del Gobierno al PSOE, que por tener un proyecto de progreso para Andalucía. No les importa lo que significa la ultraderecha, ni la carga de tintes fascistas que tienen los acuerdos que han firmado sin ruborizarse. Vienen hablando de bajada de impuestos, pero todos son para los que más tienen. Es la derecha en estado puro. VOX dice que son un partido de “extremo sentido común”, un sentido ultra alejado de las mujeres, de los inmigrantes, de las familias que no pueden pagar la educación de sus hijos e hijas sin políticas públicas.