Tomás Elorrieta. Portavoz del Grupo Socialista del Ayuntamiento de El Ejido
Hace un par de días, celebramos el Día del Municipio, con un bonito y memorable acto en el que recordamos aquellos tiempos en los que se trabajaba para construir un pueblo mejor. Desgraciadamente, solo se trata de recuerdos. El Ejido se separó de Dalías porque quería tener una administración más próxima, que permitiese a los vecinos del Campo de Dalías sentirse parte de su municipio y no ciudadanos de segunda.
Si aplicásemos ese mismo principio a los tiempos que corren, habría muchos núcleos de El Ejido que podrían exigir su segregación. Núcleos carentes de una administración cercana y que ni siquiera cuentan con un transporte público que les permita llegar al centro.
Núcleos abandonados, sin mantenimiento, sin nadie que cuide sus parques o mire por sus playas, como Matagorda y Guardias Viejas. Núcleos olvidados de la mano de Dios, y a los que nunca va nadie que tenga que ver con el equipo de gobierno ni para hacerse una foto, como San Agustín. Núcleos sin seguridad y sin que nadie se preocupe por ellos ni obligue a cumplir la normativa, como Las Norias.
Núcleos como Santa María del Águila, con un creciente problema de convivencia y un “olvido” permanente de actuaciones prometidas hace años y nunca realizadas. Núcleos como Tarambana y Pampanico, tan necesitados de todo tipo de servicios y tan ignorados.
O núcleos como Balerma, con un potencial turístico absolutamente despreciado, que no cuenta ni con una línea de autobús que permita a los vecinos del municipio disfrutar de su playa. Por no hablar de núcleos como Almerimar, en donde se invierte mucho dinero para cortar el césped de las rotondas y que la zona central luzca esplendorosa, pero se desatienden aspectos tan prioritarios como la limpieza o la vigilancia en los entornos que no están en el centro.
Nos gustaría decir que, al menos, El Ejido está bien cuidado. Pero, por desgracia, la realidad es otra. Porque los barrios están tan abandonados a su suerte como los núcleos. Y es que da la sensación de que a este equipo de gobierno solo le preocupa lo que ve la suegra.
Lleva cinco años al mando de este municipio, pero en todo este tiempo, no se han producido avances reales en ningún sentido. La ciudad sigue sucia, la seguridad brilla por su ausencia. Las infraestructuras no mejoran. Y podríamos seguir enumerando un largo etcétera de problemas que nos llevan a dudar de la auténtica prioridad de quienes nos gobiernan.
Este pasado 11 de septiembre, en el acto institucional celebrado en el Ayuntamiento hubo una destacable presencia de público. Lógico, coincidía con un día festivo. Como festiva era hasta hace unos años esta jornada conmemorativa. Hasta que el señor Góngora decidió cambiarla por el día de resaca de San Marcos. A lo mejor es que esa es la prioridad del alcalde y sus concejales. A lo mejor es que lo que de verdad les pasa es que les preocupa más la resaca de San Marcos que el municipio de El Ejido.