Juan Carlos Pérez Navas, senador del PSOE de Almería
Disueltas las Cortes, los españoles y las españolas nos vemos abocados a nuevas elecciones, después de meses en los que el candidato y presidente en funciones, Pedro Sánchez, junto al PSOE, han hecho lo imposible por dar estabilidad a este país y continuar con la senda de progreso y avance del último año, tras la moción de censura y, sobre todo, con el refrendo muy mayoritario de los ciudadanos en las elecciones de abril y mayo, donde ya hablaron.
El tacticismo, la sinrazón y la irresponsabilidad de Unidas Podemos y su líder han impedido, por cuarta vez ya, la formación de un gobierno progresista que se ocupara de los problemas de las personas, al rechazar todo tipo de ofrecimiento. Esto se ha unido a la crispación y al bloqueo de las fuerzas de derechas. Todos ellos, pero especialmente Unidas Podemos, han convertido el voto progresista en un voto estéril, al utilizarlo sus líderes para prolongar la inestabilidad y forzarnos a unas nuevas elecciones, con el consiguiente enfado de los ciudadanos y el intento de descrédito de la política.
En democracia, unas elecciones son la herramienta imprescindible para que la ciudadanía decida con su voto qué políticas desea que se implementen para afrontar los retos y problemas del presente y del futuro. Por eso, este 10 de noviembre, el voto útil es más necesario e imprescindible que nunca si queremos acabar con la inestabilidad y que, además de la investidura, el gobierno tenga la capacidad de aprobar leyes. Esto es lo que los socialistas hemos intentado por todos los medios, recibiendo de los que teníamos enfrente sólo chantajes, exigencias de poder, ambiciones y bloqueo sistemático. Quienes han actuado así, desentendiéndose del país y de sus necesidades, han impedido la posibilidad de avanzar sin depender de los independentistas para cuestiones territoriales y se han negado a conformar una mayoría parlamentaria clara que dotara al país de estabilidad, superando el bloqueo.
La ciudadanía tiene, otra vez, la palabra y ahora también podrán juzgar a quienes hemos intentado por activa y por pasiva dar cauce a ese voto mayoritario del mes de abril y a quienes lo han impedido, instalándose exclusivamente en el negacionismo del resultado de las urnas e impidiendo, con crispación, consolidar una etapa de prosperidad. Estos líderes han preferido la inestabilidad a la reforma del sistema de pensiones y su revalorización con el IPC, la subida del SMI, avanzar hacia un empleo digno recuperando derechos y poder adquisitivo para los trabajadores, crear más y mejor empleo para los jóvenes, combatir la desigualdad y el resto de medidas, hasta 370, que el PSOE puso encima de la mesa para poder construir un gobierno firme y estable.
Con estas nuevas elecciones tenemos la oportunidad de superar la falta de altura de los partidos de la derecha y los egoísmos por acaparar ministerios que han demostrado otros. Salgamos, por lo tanto, decididos a hacer posible, con nuestro voto, un gobierno estable, progresista y que afronte, con garantías y no a cualquier precio, los desafíos sociales, institucionales e internacionales que tenemos por delante. Aunque en nuestra retina persista la sensación de que lo que ha pasado es injusto, con la consiguiente frustración, debemos volver a plantearnos que en nuestro voto, en el voto de cada uno de nosotros, está realmente el poder de defender nuestras ideas. Algunos intentarán deslegitimarlas, pero eso se combate volviendo a ir a votar el 10-N.