Feijóo ha fracasado. Esta frase, a la que han recurrido muchos medios de comunicación en estos días, resume no solo lo que ha ocurrido tras su fallido intento de investidura en el Congreso de los Diputados, sino que apunta también al ocaso de su liderazgo.
Plantear, como ha hecho el aspirante, esta intentona de investidura como si fuese una moción de censura tampoco le ha ayudado mucho, puesto que los ciudadanos y ciudadanas que han seguido las distintas sesiones en el Congreso de los Diputados han podido comprobar que la fachada que mostraba era de cartón piedra, un decorado sin ningún proyecto de país.
Feijóo no ha estado en ningún momento a la altura de lo que se esperaba de quien aspiraba a la Presidencia del Gobierno. Ha mentido nuevamente en muchas cuestiones, como demuestra el ‘Fact Checking’realizado sobre sus intervenciones, pero sobre todo cuando ha intentado hacer ver que tenía a su alcance los votos para ser presidente del Gobierno. Falso. A Feijóo no le salían las cuentas de ningún modo, ya que su alianza con Vox es excluyente y le impide llegar a acuerdos con el resto de las fuerzas políticas representadas en el Parlamento. Ante ese baño de realidad, ha pretendido hacerse el digno, pero ya debería saber que no hay ninguna dignidad cuando se pacta con la extrema derecha.
La verificación de los bulos lanzados por el aspirante en esta investidura fake ha desmentido también sus afirmaciones sobre que el incremento del salario mínimo esté por debajo del incremento de los precios, cuando la realidad es que desde junio de 2018 hasta agosto de 2023 los precios aumentaron un 16,3%, mientras que el salario mínimo interprofesional (SMI) se ha incrementado en casi un 50%. Asimismo, mintió Feijóo cuando se refirió al aumento de la fiscalidad, ya que los únicos que hoy pagan más impuestos son las grandes fortunas con un patrimonio de más de 10 millones de euros, las grandes empresas financieras, energéticas o tecnológicas.
En realidad, no creo que nadie esperara gran cosa de Núñez Feijóo. Su incapacidad para entender la España de 2023, -este país plural en el que nos hemos convertido y donde cabemos todos y todas-, es manifiesta, tanto como para seguir insistiendo en ese tándem que ya claramente conforma con la ultra derecha, a la que le ha mostrado su cariño sin remilgos desde la tribuna de oradores. Y ha sido justo ahí donde el presidente del Partido Popular ha demostrado su profundo desconocimiento de la Constitución y de lo que dice su artículo primero: La forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria.