Ante las próximas elecciones del 28 de abril, las tres derechas se van a dedicar a manosear el nombre de España para ocultar su verdadero programa. Procurarán que el auditorio se quede en las imágenes y en las frases rimbombantes, y que no aparezca en el debate público el contenido real de su programa, que es antisocial y discriminatorio y que sólo busca machacar a la clase media, a la clase trabajadora, a las personas dependientes, a los estudiantes…
Hay que reconocer que las actitudes radicales y anticonstitucionales de los gobernantes de Cataluña, que han dividido de forma irresponsable esta Comunidad, están ayudando a crear el argumentario electoral de la derecha, que lo utiliza como pancarta y con el que intenta enmascarar los objetivos que tiene para España.
Pese a ello, hay que hacer el esfuerzo de preguntarse qué van a hacer las derechas para responder a los problemas de la ciudadanía. ¿Qué van a hacer con el sistema educativo, van a recuperar artículo nocivo de la LOMCE? ¿Van a tapar la corrupción del PP? Y el señor Rivera, ¿va a seguir hablando de terminar con el bipartidismo, cuando la realidad es que está encantado de apuntalar a PP y Vox?
Sinceramente espero que no ocurra en España lo que estamos viviendo en Andalucía. Aquí, las tres derechas han hecho un acuerdo legítimo de gobierno, pero están mostrando una preocupante falta de palabra. La gente creyó a PP y Cs cuando prometieron bajada de impuestos y creación de empleo, pero ahora, sentados en los sillones, nos dicen que eran elecciones y había que hacer promesas así. Ahora nos dicen que para tener un empleo hay que trasladarse de municipio y que no se pueden bajar los impuestos –“se hará lo que se pueda” – porque hay que cubrir servicios y, claro, en campaña no se acordaron.
¿De verdad no sienten vergüenza política? ¿En serio creen que en España van a repetir la jugada? Desde luego es su intención, pero por eso hay que tomar nota de lo que está ocurriendo y no fiarse.
España no necesita estas derechas expertas en fabricar puzles de reparto de sueldos y carguitos. Necesitamos dignidad social y política y ejercitar la solidaridad colectiva con los jóvenes, con las mujeres víctimas, con las personas trabajadoras, con las dependientes, con los parados de larga duración, con los pensionistas… Antes de votar, pensemos en ellos.