Manolo García, secretario general del PSOE de Roquetas de Mar
El alcalde de Roquetas de Mar, Gabriel Amat, trató hace unos meses de esconder su absoluta falta de iniciativa ante la mayor crisis de los últimos tiempos provocada por el coronavirus, sacándose de la chistera una promesa de bajada de impuestos que o requerían cambiar la Ley de Haciendas Locales o implicaban una bajada ilegal. Pero eso le servía para culpar al Gobierno de España, al que se dirigió la petición para hacerlo.
Es algo habitual en Amat, que ahora se queja de la falta de respuesta del Gobierno tras su ridícula carta. Precisamente ese victimismo, ese uso de los roqueteros como rehenes de sus juegos políticos, le ha pasado factura al alcalde en el caso de la Junta de Andalucía en cuanto el PP ha llegado al Gobierno andaluz. Una por una se han ido viendo en los últimos meses todas sus mentiras y el uso de las necesidades de los roqueteros para favorecer a su partido.
Lo volvemos a ver con esa promesa de bajada de impuestos que encierra y desvela muchas cosas. Para empezar, en el caso del impuesto de circulación, tanto Amat como su concejal de Hacienda saben perfectamente que la Ley de Haciendas Locales dice claramente que los ayuntamientos no pueden establecer más bonificaciones ni exenciones que las expresamente previstas en la ley. Ya puede escribir una carta al presidente del Gobierno o a los Reyes Magos, si quiere, que la bajada de esos impuestos solo es posible modificando la ley para todo el país.
Imagino la cara que habrán puesto en el Ministerio de Hacienda al recibir la famosa carta. Posiblemente habrá provocado más de una carcajada. Se queja su concejal de que no han recibido respuesta. Obvio. Lo que han recibido del Gobierno es la absoluta prudencia que ha tenido al no contestarle, que es más de lo que se merecen ante esa pueril maniobra.
Porque podrían haberle contestado diciendo que si realmente quiere bajar el impuesto de circulación no tiene más que reducir al mínimo el coeficiente que aplica. El coeficiente máximo que fija la ley es del 2 y en Roquetas estamos pagando un coeficiente del 1,629. Hay margen para bajar si se quisiera, la ley permite dejarlo hasta el 1. No haría falta pedir permiso. Lo puede hacer cuando quiera. El problema es que no quiere, lo único que quiere es usar las dificultades económicas de los roqueteros para ocultar su incapacidad y desgastar al Gobierno.
También ha pedido la rebaja de la tasa de basura. Las tasas son tributos locales que establece y regula el Ayuntamiento, que puede fijar las bonificaciones que quiera. El propio Ayuntamiento ha modificado la tasa de ocupación para las terrazas de los negocios de hostelería sin pedir permiso a nadie. ¿Por qué iba a necesitarlo para la de basuras? El problema es que sí hay límites y el señor Amat lo sabe. Rebajar la tasa al 50% supondría recaudar un millón de euros menos de lo que cuesta el servicio, y eso además de ser ilegal ningún interventor lo permitiría.
Hay más cosas que puede hacer Amat si realmente quisiera rebajar la carga fiscal a los vecinos. Algunas de ellas los las llevamos pidiendo desde hace años. Podría, por ejemplo, bonificar con un 5% la domiciliación de los recibos, que es algo que permite la ley y que se hace en muchos municipios, pero que en Roquetas se ha rechazado sistemáticamente. Como tampoco ha querido durante años facilitar el pago de los impuestos a los pensionistas, retrasando unos días el pago voluntario para que coincida con la extra. De la misma manera, no quiso en su día aplicar una bajada importante del tipo impositivo del IBI sabiendo que la ponencia de valores los iba a subir. Pero ahí sigue Amat, en su lío permanente.