El contexto internacional en el que nos desenvolvemos, con la guerra de Ucrania y las consecuencias económicas que el conflicto está acarreando para la inmensa mayoría de la ciudadanía, empresas y sectores productivos, se vuelve a poner sobre la mesa el debate sobre qué deben hacer los gobiernos para evitar que la brecha social se ensanche.
Para no hablar de desigualdad, la mejor manera es acabar con ella. Y esa está siendo la lección que España y su Gobierno están dando, fundamentalmente a Europa y a muchos otros países de nuestro entorno: la de cómo asegurar la cohesión social para, desde ahí, y con dignidad, asegurar el progreso de la nación.
El proyecto que lidera Pedro Sánchez es un ejemplo de europeísmo centrado en las preocupaciones de la ciudadanía española, centrado en fortalecer un Estado del Bienestar de los más fuertes y avanzados de Europa y, para ello, está haciendo todo lo que sea necesario. Una fiscalidad justa y progresiva es lo único que puede garantizar la reducción de la brecha social ofreciendo unos servicios públicos y sociales bien financiados.
El Gobierno de España ha plasmado todo lo que defiende en los Presupuestos Generales que, a buen seguro, volverán a tener el respaldo mayoritario del Congreso de los Diputados. Las cuentas del Estado para 2023 cuentan con medidas y acciones que generarán confianza en sus sectores productivos para poder crecer y, a su vez, fortalecerá el escudo social que está debilitando la crisis global.
El camino que ha emprendido Pedro Sánchez es el acertado y prueba de ello son los índices de crecimiento y de no estancamiento de nuestra economía. Estamos creciendo por encima de la media europea y estamos mostrando estabilidad, seguridad y fiabilidad con medidas punteras que están trasladando a su interior otros países. Las recetas británicas son todo lo contrario a las españolas y a las de otros países y, aunque apoyadas por el PP y defendidas por Ayuso y Feijóo son el mejor reflejo de lo que no se debe hacer. De hecho, la primera ministra ha tenido que rectificar el anuncio que había realizado de suprimir el impuesto a las rentas más altas ante el terremoto político y económico ocasionado.
Reino Unido entendía que se hundía eliminando ese impuesto, pero en Andalucía y en España sigue defendiendo esa medida el PP en un inexplicable afán de fomentar la desigualdad.