Los resultados electorales del 14F en Cataluña han puesto de manifiesto que PP y CS se han llevado un batacazo histórico, que les relega a una representación absolutamente testimonial. Estas dos formaciones son las mismas que gobiernan –junto a la extrema derecha- en Andalucía, que será la siguiente comunidad autónoma en celebrar comicios. PP y Cs se han apresurado, en lo que es una huida hacia adelante ante el camino que se les vislumbra nada halagüeño, a presentar una campaña institucional que aparentemente reivindica el 28F, y el 40 aniversario de nuestro Estatuto de Autonomía, en un intento forzado de simular una defensa a la autonomía andaluza.
Esa campaña, del gobierno de coalición de las derechas en Andalucía es, por un lado, un intento de contentar a la extrema derecha y, de otro modo, aparentar una defensa de unos valores en los que nunca creyeron, ni apoyaron ni defendieron a lo largo de la historia andaluza. Las derechas del Gobierno andaluz llegan, incluso, a jugar con nuestra identidad recurriendo a un anuncio publicitario del 28F en el que corrigen nuestro acento, manosean nuestra identidad y esconden la bandera blanca y verde.
Los andaluces y andaluzas hemos comprobado, pese a las derechas, que el estado del bienestar que vino de mano de la autonomía a través de la sanidad, la educación y de los servicios sociales públicos, que siempre hemos impulsado y por los que luchamos los socialistas, se han convertido en imprescindibles. Las medidas sociales y económicas impulsadas desde el Gobierno de España, que ha transferido ya 7.500 millones de euros para Andalucía para paliar los efectos de la Covid-19, y el mantenimiento de los servicios públicos son el auténtico eje sobre el que pivota nuestra salida de la crisis sanitaria.
Este no es el 28F que queremos para nuestra tierra. No es uno más. Está marcado por la pandemia que ha destrozado miles de proyectos de vida y nuestra economía. Comercios y empresas cerradas o a medio gas y jóvenes sin perspectiva laboral necesitan del apoyo de la administración andaluza que está completamente alejada de la dura realidad que se vive en las ocho provincias.
Por eso, el 28F debe ser el día en el que, como hemos hecho siempre, volvamos a pelear por nuestro futuro, que luchemos por una recuperación sanitaria, económica y social justa que blinde todo lo que la derecha está desmantelando con la excusa de la pandemia y que, juntos, volvamos a crear las condiciones necesarias para generar más y mejor empleo, sanidad y educación. No nos podemos conformar con la involución a la que nos está llevando el peor Gobierno andaluz en el peor momento de la historia.
Los socialistas estamos convencidos de que, pese al panorama, aún hay esperanza. Creemos que hay futuro y que éste debe ser construido entre todas las manos posibles. Confiamos en que tras la pandemia se abrirá un nuevo tiempo, dejando atrás las políticas insensibles y sin criterio de la derecha. Sólo así Andalucía tendrá otra oportunidad para recuperarse de las heridas que le asestan desde hace dos años PP y Cs.
Hay alternativa y llegará con el impulso de unas nuevas políticas públicas que refuercen el estado del bienestar que en Andalucía construimos entre todos y todas los que creemos en esta tierra y en su autonomía. Este 28 de febrero, los andaluces y andaluzas, debemos volver a levantarnos para construir el futuro que queremos: un proyecto compartido y de un profundo cambio con el modelo actual porque, de lo contrario, nos lastrará para siempre.