Inmersos en la ola de expansión del virus en gran parte de Europa y sufriéndolo en Andalucía de una manera mucho más grave y descontrolada, por la falta de anticipación y de medidas que lo frenaran por parte del Gobierno andaluz, el mes de octubre lo hemos despedido con incertidumbre y zozobra en lo sanitario, con récord de contagios en nuestra comunidad, pero con signos de esperanza en otros ámbitos. Si bien el virus ha impactado en la mayoría de nuestros sectores económicos, la actitud decidida del Gobierno de la nación para mitigar sus efectos nos llevaba a conocer el jueves la mayor subida experimentada por el PIB, con un crecimiento del 16,7 entre julio y septiembre, además unos Presupuestos Generales del Estado (PGE) de país, que suponen una gran oportunidad y que también se presentaban la pasada semana.
Estamos ante unos PGE indispensables para la recuperación económica y que para Andalucía y para Almería son históricos, ya que contemplan inversiones reales que se corresponden, por primera vez, con el peso de la población andaluza, que supone un 17,7% del total nacional. Estos Presupuestos supondrán la llegada de 600 millones de euros más con respecto al último presupuesto del 2018 y provocarán un cambio de rumbo en el modelo productivo, impulsando la recuperación económica y reforzando las políticas sociales.
Pero si hay algo que destacar y celebrar en nuestra provincia es, sin duda, que estos presupuestos, además de ser los idóneos para la recuperación del país, son los que Almería necesita, al centrarse en las fortalezas que requieren de mayor inversión, tras los años de sequía que sufrimos con los gobiernos de PP y que llegaron a la humillación, cuando en su último presupuesto, nos llevaron a cifras ridículas de 80 millones de euros de presupuesto y al último puesto en la tabla de la inversión por habitante de todo el país, lo que, sin duda, lastró para varios años nuestra economía y nuestra competitividad.
En el marco innegable de una crisis sanitaria, los presupuestos para Almería suponen una oportunidad única para hacer frente a los desafíos que teníamos pendientes y permiten actuar con una nueva hoja de ruta ambiciosa y clara en las infraestructuras y las comunicaciones, además de apostar por resolver el problema del agua, con inversiones que se quedaron relegadas en años del PP.
Estamos ante una escalada inversora que preparará a Almería de cara a los próximos 20 años, situándola como una de las provincias más competitivas en agua y comunicaciones, gracias a estas inversiones y a las que se comprometen para futuros presupuestos, lo que convierte a éstas en una cuentas de luces cortas, en la medida en que compensan el déficit de años anteriores, pero también de luces largas porque nos sobrefinanciarán hasta el 2025. He ahí la razón de la desesperación del PP y de sus portavoces, como Matarí, que se han puesto a exigir explicaciones y a dudar de estas inversiones, por la simple razón de que, en su momento, no fueron capaces de defender ninguna inversión para Almería y únicamente callaron y tragaron ante la humillación a la que sometieron a Almería en los años de gobierno ‘popular’.
La inversión en AVE, la mayor de España, está llamada a cambiar el rumbo de Almería y a ser el empujón que necesitábamos definitivamente. Llegados a este punto, no hay excusas para que el PP no los apoye y esperamos, por lo tanto, que sus diputados se pongan, de una vez por todas, donde los ciudadanos necesitan que estén: junto a los intereses de los almerienses.