Mientras que el sector agrícola y el turístico se culpaban mutuamente este verano de los problemas de agua en el Levante almeriense, el presidente del Gobierno andaluz y la consejera de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural miraban al cielo a ver si llovía, cuando en realidad el problema estaba bajo tierra, en las tuberías de abastecimiento a los municipios que gestiona Galasa.
La empresa pública de la Diputación provincial, que también está, miren por dónde, en manos del PP, pierde anualmente 7 hectómetros cúbicos de agua desalada debido al mal estado de las redes de distribución del Almanzora y el Levante y no parece que esto le importe lo más mínimo ni a Moreno Bonilla ni a Carmen Crespo. Tampoco, por lo visto, los cuatro millones de euros que esas pérdidas acarrean.
Resulta inconcebible que la ‘guerra’ por el agua de este verano se haya saldado con un ‘ya lloverá’ o con pedirle a otros que resuelvan cuestiones que son inequívocamente competencia de la Junta de Andalucía, algo que ha terminado por llevar a la señora Crespo a entrar en un bucle sin fin de contradicciones. De hecho, la Junta está mejorando las conexiones para el abastecimiento de agua desalada en la ciudad de Almería, Roquetas de Mar y El Ejido, pero se niega a hacer lo mismo, sin justificación alguna, con las pérdidas de agua de Galasa y las consecuencias que ello acarrea.
Da la sensación, -quizás algo más que eso-, que la sequía o los problemas de abastecimiento comienzan y terminan en el lugar en el que le viene en gana al Partido Popular, por eso tampoco parece que tengan muchas prisas en el Gobierno de Moreno Bonilla para ponerse con el proyecto de la nueva desaladora del Levante almeriense, a la que el Gobierno de Pedro Sánchez destinará 100 millones de euros, o en cumplir la promesa que la consejera de Almería realizó en el verano de 2020 para acabar con la falta de agua en el Valle del Almanzora. Aquel año, anunció que los trabajos costarían 25 millones de euros, pero nunca más se supo ni de las obras ni de a qué dedicó el dinero que no se gastó en esta comarca almeriense.
De la misma manera, existen convenios firmados por la Junta para ampliar las depuradoras de Roquetas de Mar, Adra y El Ejido y que esas aguas, con un tratamiento terciario, se puedan reutilizar. Sin embargo, tampoco hay noticias de la inminente ejecución de esas obras.
Como conclusión, podríamos decir que la gestión en materia hídrica de la Junta del PP se resume en regar a manta con mucho marketing y publicidad el universo mediático y que nadie pueda decir que, en realidad, siguen mirando al cielo.