Asistimos a días de desconcierto. Por un lado, los contagios y fallecimientos diarios siguen en aumento y, por otro lado, la sociedad civil está mostrando su malestar por la gestión del Gobierno andaluz de las derechas a través de movilizaciones desde el ámbito sanitario, educativo y comercial. Todos los sectores reclaman apoyo y denuncian falta de sensibilidad de PP y Cs con sus necesidades e inquietudes en esta pandemia. Y llevan razón. El Gobierno de Moreno Bonilla decretó una serie de restricciones en Andalucía, pero no acompañó estas medidas con otras para paliar la situación en la que se iba a encontrar, horas más tarde, la masa trabajadora de esta sociedad. Todos y todas estamos sufriendo esta pandemia pero hay quienes están perdiendo mucho más debido a los bandazos del Gobierno andaluz de las derechas que reclama un día una estrategia nacional y, al día siguiente, pide autonomía para aplicar sus propias medidas. A esto se suma la presencia o, más bien, la ausencia de un presidente, Moreno Bonilla, que está escondido y que sólo aparece cuando ya no le queda más remedio que hacerlo.
Por si esto fuera poco, en Andalucía están en juego sus Presupuestos para 2021. Pero no sabemos si la tensión entre las derechas es real o se trata, como hacen con casi todo, de teatro. Lo llamo así porque todos sabemos y conocemos el principio y el final de este ‘camarote de los hermanos Marx’ que representa el Gobierno de PP y Ciudadanos y sus socios de ultraderecha. Ese fingido divorcio escenificado en el Congreso entre Casado y Abascal lo vamos a pagar en Andalucía bien caro porque el PP está más sumiso aún, si cabe, a los deseos de quien le mantiene en San Telmo, que es la extrema derecha. Se dejará chantajear hasta el extremo y cederá a todos los deseos del partido de Abascal.
Pese a las maniobras de Moreno Bonilla, sabemos que siempre quiso negociar, y negoció, con Vox el presupuesto; mucho antes de la escena en el Congreso de los Diputados. No quiso nunca negociar con el PSOE que es, precisamente, el único partido que le ha ofrecido un acuerdo real y se ha visto obligado a presentar una enmienda a la totalidad a unos Presupuestos que no atajan los problemas reales de los andaluces y que no son otra cosa que una prórroga de los anteriores con las concesiones que en su día ya se hicieron a la ultra derecha obviando la existencia de una pandemia y de una crisis social y económica sin parangón.
Los Presupuestos andaluces los cerrarán, desde el principio hasta el final, PP y la extrema derecha, y Ciudadanos no pintará nada. Las cuentas de Moreno Bonilla para 2021 representan ya una oportunidad perdida para reforzar y blindar la sanidad pública andaluza, los servicios sociales y el impulso a la economía andaluza. No se impulsa el turismo, el comercio, la cultura ni las infraestructuras y se trata, más bien, de una gran decepción colectiva en un momento en el que podría haberse alcanzado un gran acuerdo de comunidad si el PP no se hubiera entregado a los brazos de la ultraderecha, la vencedora de estas cuentas, por encima de la sociedad andaluza.
Mientras Moreno Bonilla y la extrema derecha siguen en su teatro, frente al telón está la vida real y los problemas de la gente se agravan sin obtener una respuesta del Gobierno andaluz de las derechas. Residencias de mayores con nuevos brotes de coronavirus, el pequeño comercio pide auxilio a gritos, las empresas piden apoyo que no llega y, mientras, Moreno Bonilla sigue escondido tras su cuenta de Twitter que ha escogido como altavoz para dar consejos que, por otro lado, no cumple su gobierno.