Juan Carlos Pérez Navas
El mes de enero ha sido el más negro en lo que llevamos de pandemia por las cifras diarias de contagios y de fallecidos; realidades que nos alejaban cada día de poder vislumbrar esperanza a corto plazo y ver algo de luz al final del túnel. En medio de este tsunami de noticias y de sentimientos buscábamos los efectos de esa ‘anticipación’ de la que siempre ha alardeado el presidente andaluz en todas sus comparecencias, en su turné turístico de fotos y de paripé por toda la geografía regional. Al contrario, obteníamos como respuestas planteamientos indignos que enmarañan aún más la gestión de las derechas en la Junta y que reflejan el papel demagógico y hasta mezquino al que juegan Moreno Bonilla y sus socios. Es el caso, por ejemplo, de las vacunas. Piden más vacunas al Gobierno central cuando saben que la Unión Europea ha centralizado las compras y que aún tienen disponibles 48.000 sin suministrar a la población. Es más, presumen de tener buen ritmo de vacunación cuando, según el ranquin nacional, somos, parafraseando al consejero Aguirre, el ‘culillo’ en las estadísticas de las comunidades autónomas.
Resulta ya del todo insoportable que el Gobierno andaluz presuma de planes de vacunación mientras desperdician las que tienen y que tanto dinero y gestión cuestan al Gobierno de España, mientras acaparan miles de ellas en sus neveras aún a sabiendas de la garantía de suministro para los próximos meses. Para colmo, Moreno Bonilla es capaz de afirmar sin despeinarse que los enfermeros “están de brazos cruzados por falta de vacunas” cuando resulta inmoral que haya salido a la luz la existencia de vacunaciones presuntamente irregulares.
A la crueldad de la pandemia se suma la falta de sensibilidad y el cinismo de PP y Cs que juegan con la salud de la gente haciendo chascarrillos que no tienen ninguna gracia y consintiendo desmanes sin aportar explicación alguna, derivando el negocio de la sanidad andaluza a la empresa privada.
Los hospitales se saturan y falta personal. La hostelería, el comercio y el turismo reclaman a la Junta de Andalucía ayudas directas y nuestro presidente andaluz sale al púlpito a anunciar que tiene superávit. Nada menos que 853 millones de euros, dice. ¿Cómo puede presumir de ganar dinero en mitad de esta devastadora pandemia y cuando la economía de miles de familias está maltrecha y sin visos de mejorar? Muchos, que están en la ruina, reclaman apoyo económico al Gobierno andaluz y Moreno Bonilla se jacta de tener los bolsillos llenos porque, evidentemente, ha dejado de invertir en lo importante, en las personas y en lo que necesitamos.
Andalucía cuenta con los recursos que le ha transferido el Gobierno de España para hacer frente a la pandemia y no sabemos en qué lo ha gastado. Los sectores a los que esta pandemia ha empobrecido ya le están pidiendo explicaciones y Moreno Bonilla debe darlas. No es serio ni se debe tolerar que a este dolor diario y permanente por los contagios, las muertes, los ingresos en UCI y los cierres de negocios, se reciba como respuesta por parte de la Junta de PP y Ciudadanos actitudes absolutamente inmorales. Están aprovechando para hacer caja en el peor momento, cuando todos los recursos se deben dirigir a quienes más lo necesitan en lugar de destinarlos a la propaganda, el autobombo y a nombrar a más altos cargos. En eso sí que Moreno Bonilla nos ha demostrado ser el campeón de la anticipación.