Las derechas de este país han realizado una pinza que desde el PP y Ciudadanos se trata de endulzar, pero que tiene como principal pata a la ultraderecha, a los que se autodenominan ‘patriotas’ pero que, ciertamente, muy poco defienden a España y sus habitantes.
La derecha se dice ser “el centro”. Se trata de un centrismo al que Pablo Casado se refiere desde el más profundo desconocimiento de la historia reciente de este país. Al señor Casado, que ha estudiado varios másteres, no sólo se le ha olvidado que existió la conquista de América, sino que habla de ‘dos bandos’ con igual responsabilidad. Que los restos del dictador desaparezcan del valle de los caídos le parece una “acción innecesaria” y no mantiene respeto alguno por las familias de los represaliados y asesinados durante los 40 años de dictadura de Franco quienes son, igualmente, españoles.
El PP está protagonizando una desesperada campaña cargada de cinismo político y tratando a la ciudadanía como si fuera ignorante y no supiera lo que pasó y lo que sigue ocurriendo en España. Este afán de cambiar la historia y de manipular a la ciudadanía es compartido por Inés Arrimadas cuando mezcla Gobierno con independentismo y república catalana. El objetivo de la pinza de la derecha, de los que no sienten ni padecen las urgentes necesidades de la gente de su país y que no se avergüenzan en empatizar con los programas que demonizan la igualdad de género es ocultar una actividad parlamentaria desleal con los intereses de la economía y del crecimiento de derechos en nuestro país. Desde la moción de censura de junio que reivindico la dignidad política necesaria para alejar del Gobierno a un partido, el PP de Rajoy, condenado por corrupción, el PSOE organizó un equipo de Gobierno que sentaba las bases para atender las urgencias sociales que exige la regeneración democrática de España. Los socialistas proponíamos unos presupuestos sociales.
Pero de esto el PP y Ciudadanos no hablan. No se refieren al rechazo a estas cuentas que necesita España y no reconocen que tan sólo les ha movido su afán electoralista. A Rivera y Casado les da igual incrementar el salario mínimo a 900 euros o aumentar en un 60% el presupuesto para dependencia. Sólo les interesa confrontar y mantener enfrentados a los españoles y españolas en esas ‘dos Españas’ que aún siguen defendiendo.