¿Cómo está afrontando su nueva responsabilidad al frente de la Secretaría de Organización del PSOEA-A y cuáles son los retos que tiene por delante?
En primer lugar, quiero agradecer a nuestro secretario general, Juan Espadas, y al PSOE andaluz la confianza depositada en mí y el agradecimiento también a mi Agrupación Provincial del PSOE de Jaén y a su secretario general, Francisco Reyes. Por mi parte, agradecimiento y disposición plena para trabajar por las siglas del PSOE-A con ilusión y con el compromiso que siento hacia este gran proyecto político que representa el Partido Socialista en Andalucía. Es un honor, un orgullo y una inmensa responsabilidad que asumo con la voluntad de aportar mi granito de arena, respondiendo con trabajo constante. Es evidente que desde el PSOE de Andalucía tenemos un reto trascendental para el futuro de nuestra comunidad autónoma, que es recuperar un gobierno de progreso para Andalucía, un gobierno que defienda a las familias, que trabaje por el empleo y que blinde los servicios públicos. Éste será el objetivo al que dedicaré todos mis esfuerzos sin descanso cogiendo el testigo de los que me han precedido en el cargo de la Secretaría de Organización, desde su fundación en el año 1977, y en coordinación con las ocho agrupaciones provinciales del PSOE de Andalucía.
Llevamos ya más de año y medio de legislatura y más de 5 años desde que gobierna el PP en Andalucía. ¿Cuál es su valoración de la gestión de Moreno Bonilla al frente de la Junta?
Nula. La cuenta de resultados es más que escasa. Como digo, es nula, brilla por su ausencia. Gestionar es decidir, apostar y trabajar por mejorar la vida de la gente. ¿Y qué hace Moreno Bonilla? Confrontar, confrontar y confrontar. Su gestión se reduce, desgraciadamente, a eso. Está obsesionado con el Gobierno de Pedro Sánchez, que es, en realidad, el que le saca las castañas del fuego. Porque, además, si de algo adolece también este gobierno del PP es de no asumir sus competencias y responsabilidades. Siempre mira a Madrid, al que echa la culpa de todo. La única gran decisión de Moreno Bonilla ha sido rebajar impuestos a las grandes fortunas y derivar fondos públicos a la sanidad privada. Gobierna sólo para unos pocos y de paso pone los cimientos para justificar el desmantelamiento de los servicios públicos.
La sanidad pública es uno de los principales agujeros negros de esa gestión. ¿No puede o no quiere Moreno Bonilla arreglar la situación del sistema público sanitario?
Claramente, no quiere. No nos cabe ninguna duda. Tiene más recursos que nunca, pero gestiona peor que nunca. Él y su gobierno tienen una hoja de ruta perfectamente trazada y trabajada: destrozar la sanidad pública, primero, para luego justificar -como decía antes- que hay que recurrir a la privada porque la que es de todos no da más de sí. Y no vamos a permitirlo. Si la cantidad de dinero público que se destina a los conciertos con la sanidad privada se invirtiera donde se tiene que invertir, en la pública, ésta funcionaría muchísimo mejor. ¿Cuántos quirófanos podrían estar abiertos más tiempo y operando más? ¿Cuántas pruebas diagnósticas se podrían adelantar? ¿No se podrían mejorar las condiciones laborales de los sanitarios para que no se vayan a otras comunidades o a la propia sanidad privada? Porque cuando se quiere abrir una clínica privada no hay problemas para encontrar profesionales. Pero qué casualidad que para la pública, sí. Por algo será. Nada es casual. La sanidad pública vive en un caos, con numerosas dimisiones en el SAS. Es una situación insostenible. Y Moreno Bonilla debe tomar cartas en el asunto sin más dilación. La consejera de Salud debe ser cesada si no dimite antes. No puede permanecer más al frente de un departamento que no para de hundirse. Los socialistas, con Juan Espadas y su Gobierno Alternativo, tenemos claro cuáles son los puntos a reforzar para reflotar a nuestra sanidad pública, que siempre ha sido nuestra joya de la corona y que quieren acabar con ella, y no lo vamos a permitir. Ahí está el plan de rescate que ya ha presentado nuestro secretario general. Reforzar la atención primaria, recortar los plazos de atención, reducir listas de espera… Ese es el camino.
¿Qué va a aportar el Gobierno Alternativo que ha diseñado el PSOE-A?
Acabo de apuntar una de las líneas para nosotros principales, el rescate de la sanidad pública. Fundamental y urgente. Esa es una línea roja para nosotros. En segundo lugar, la lucha contra la sequía. Vivimos una emergencia aunque Moreno Bonilla trate de ocultarlo y mirar para otro lado. Se veía venir, pero no ha habido la más mínima previsión y la política de agua es más que deficiente. Hay que darle la vuelta a esta situación para que no vuelva a repetirse. Y vamos a revolucionar la política de vivienda. Hay que facilitar el acceso, sobre todo a los más jóvenes. En definitiva, vamos a hacer el trabajo que el PP es incapaz de hacer. El objetivo lo tenemos muy claro. Sabemos qué hay que hacer y que vamos a hacerlo en conexión con la sociedad, de ahí que contemos con la participación ya de una treintena de expertos. Se trata, como dice nuestro secretario general, Juan Espadas, de trabajar codo con codo con la sociedad civil para construir una alternativa de gobierno sólido, realista, profesional y humano.
Desde la Junta de Andalucía se arremete continuamente contra el Gobierno de España. ¿Cómo está viendo usted la gestión del Gobierno de Pedro Sánchez en general y su compromiso con Andalucía en particular?
El compromiso es indiscutible. Los números no mienten y ahí están. Andalucía reciben con el Gobierno de Pedro Sánchez muchísimo más que con Rajoy. El Gobierno de España cumple con Andalucía. Hay que recordar que nuestra tierra sufrió mucho con las políticas de recortes del Gobierno de Rajoy, con su asfixia inversora y con la infrafinanciación de nuestros servicios públicos básicos en los Presupuestos del Estado durante siete años. A diferencia de esto, en los últimos cinco años Andalucía ha recibido del Gobierno progresista de Pedro Sánchez más inversiones en infraestructuras y más transferencias que nunca para sanidad, educación, dependencia, y más ayudas a las clases medias y trabajadoras que nunca. Y algo que no hay que olvidar, siempre en cumplimiento expreso del Estatuto de Autonomía.