Martín Gerez señala que el “fantasioso” Plan de Impulso no soluciona los problemas de los más de 2.500 trabajadores del municipio afectos por Ertes ni de los más de 650 empresarios comerciales y de otros sectores afectados por los cierres
El equipo de gobierno del PP se opuso ayer en el Pleno telemático a la detallada propuesta socialista para aplicar rebajas fiscales a familias y empresas, y en su lugar sacó adelante alternativamente un plan “inconcreto e infradotado” con tan solo 200.000 euros. El portavoz del PSOE, Martín Gerez, argumentó así la abstención de su grupo a la propuesta popular de “un fantasioso Plan de Impulso para la reactivación económica del municipio”.
Para los socialistas, la aprobación de su moción “era de vital importancia para un número importante de familias que ya tenían serios problemas económicos, y a los que la actual crisis también le va afectar de manera especial”.
“Pero también”, añadió Gerez, “para los más de 2.500 trabajadores que se han visto afectados por paros o Ertes sobrevenidos a causa del confinamiento social de las medidas de contención ante la pandemia, así como a los más de 650 establecimientos comerciales, de hostelería y restauración, y de servicios personales directamente afectados por cierres y otras varias decenas a los que incluye la caída de sus ingresos por la misma causa”.
Además de inconcreto e infradotado, el Grupo Socialista considera que el plan del equipo de gobierno “está lleno de obviedades y cuenta con destacadas carencias como la escasísima atención en él a las familias afectadas por la crisis y medidas concretas para facilitar la adaptación de comercios, hostelería, restaurantes y servicios personales a las necesarias medidas sanitarias que la nueva situación va a requerir”. “Sobre todo”, añadió, “pensando en generar una imagen de destino seguro que pueda trasladarse al mercado turístico nacional”.
En otro orden de cosas, el PSOE y el PP han aprobado la liquidación del presupuesto de 2019, con un importante superávit, y que ha ratificado la excelente situación financiera heredada del equipo de gobierno anterior, por más que la actual mayoría intentase desde el inicio del nuevo mandato “vender” lo contrario.