Una gran movilización contra Le Pen ha dado la victoria a la izquierda en la segunda vuelta de las elecciones legislativas en Francia, relegando a la extrema derecha al tercer lugar a pesar de partir como favorita. Unos días antes, los laboristas de Starmer arrasaron en las elecciones generales del Reino Unido, logrando una mayoría absoluta histórica frente a los conservadores. Los resultados, por lo tanto, huelen a aire fresco y esperanza en esta renovada Europa.
Ambos países han elegido el mismo camino que decidió una mayoría en España en julio de 2023 y que nos ha permitido frenar el retroceso en derechos y libertades que representan la derecha ultra y el partido de Abascal, al que blanquean Feijóo y Moreno Bonilla con sus acuerdos. Y esto es algo que no puede caer en el olvido, como tampoco que gracias a Vox el PP también lo hace en nuestra provincia en los ayuntamientos de Garrucha y Níjar sin incomodidad alguna.
Todo esto ocurre en un momento en el que los dos partidos parecen tener más sintonía que nunca- si es que alguna vez la perdieron- a la vista de cómo quieren resolver la crisis humanitaria a la que se enfrenta Canarias con los inmigrantes que llegan hasta nuestras costas. Encargar a la Armada española que persiga cayucos y pateras es la demostración palpable de que les falta humanidad a raudales, pero criminalizar a los menores es de ser unos absolutos desalmados.
La ola reaccionaria que amenaza a Europa y al resto del mundo basa toda su estrategia en la mentira y el bulo y ahí es muy difícil vencer a terraplanistas, antivacunas, a los defensores de la teoría conspirativa de las estelas químicas en el cielo o a los que sostienen que es mejor no pagar impuestos y que cada uno se las apañe como pueda. De toda esa caverna también sale el ataque de Milei a la justicia social que aplaude a rabiar Ayuso y no discute Feijóo.
España está siendo un espejo en el que hoy se miran muchos países, que ven cómo el modelo progresista de Pedro Sánchez está permitiendo que nuestra economía crezca y bata récords. El aumento de las pensiones, el incremento del SMI, la reforma laboral o los 21,4 millones de afiliados y afiliadas a la Seguridad Social demuestran que las medidas están funcionando y que también tenemos que sentirnos muy orgullosos de que en nuestro país, al igual que en Francia o Reino Unido, tampoco les hayamos permitido pasar.